
La psicoanalista y coach parental Erica Komisar ha creado un gran revuelo entre los padres al afirmar en un podcast que la guardería es extremadamente perjudicial para los niños y que podría causar problemas psicológicos a largo plazo.
La experta asegura que antes de los tres años, los niños no necesitan a otros niños para socializar, porque hacen algo llamado juego paralelo. Lo que necesitan es una conexión individual con una figura de apego que les brinde seguridad y satisfaga sus necesidades emocionales individualmente. Es después de los tres años, cuando los niños empiezan a interactuar entre sí.
Además, sostiene que la separación frecuente de los cuidadores principales, especialmente en la infancia, puede aumentar los niveles de cortisol (hormona del estrés), lo que lleva a un aumento de la ansiedad, desregulación emocional y problemas de apego más adelante en la vida.
Afirma que los bebés y los niños pequeños dependen de un cuidado constante y receptivo para desarrollar un apego seguro. Cuando un niño pasa muchas horas en la guardería con cuidadores cambiantes, su sistema nervioso puede permanecer en un estado prolongado de estrés, lo que dificulta su autorregulación.
¿Los niños pequeños necesitan realmente ir a la guardería?
Su enfoque no está del todo desencaminado en cuando a la sociabilización, pero es prácticamente incompatible con la vida que llevan los padres de hoy en día. En la mayoría de las familias ambos padres trabajan y finalizada la baja por nacimiento, no les queda otra opción que volver al trabajo. Entonces, si no hay abuelos, cuidadores u otras personas a las que recurrir, la guardería suele ser la única opción.
Según ella, es un mito que la guardería es buena para que los niños socialicen. "No. Los niños no necesitan socialización antes de los tres años, a menos que sus madres estén con ellos. Lo que digo es que se organicen citas para jugar, grupos de juego, pero estén cerca del niño, a la vista o al oído".
Continúa explicando en qué consiste la recarga emocional. "Cuando los niños empiezan a explorar, cuando se les ha dado seguridad emocional y se sienten seguros de que estarás ahí, empiezan a tomar riesgos, a alejarse. De ahí proviene la palabra "toddler" (en inglés, "niño pequeño"), del término "toddle away" (en inglés "alejarse")".
"Lo que hacen para sentirse seguros emocionalmente es mirar atrás y decir: «Está ahí, está bien», y luego siguen jugando. O regresan corriendo, reciben un abrazo y luego se vuelven a ir. Tú eres su piedra de seguridad, y así es como los niños se vuelven valientes; así es como desarrollan la capacidad de explorar y seguir sintiéndose seguros", asegura.
"La guardería perjudica el apego entre padres e hijos", según la experta
“Esos primeros tres años, cuando los niños son tan frágiles y vulnerables, -comenta Komisar- separarlos de tu cuerpo como figura de apego principal y entregárselos a desconocidos y dejarlos allí durante horas, hará que tu hijo desarrolle defensas patológicas”.
Muchos padres criticaron duramente a la experta por hacerlos sentir culpables de sus decisiones y por poner en ellos la presión del cuidado de los hijos en exclusiva cuando no tienen otra opción.
Qué opinan otros expertos. Jessica Mercer Young, doctora en psicología del desarrollo e investigadora principal del EDC (Centro de Desarrollo Educativo), discrepa con Komisar. "Como psicóloga del desarrollo, discrepo fundamentalmente con su afirmación de que los bebés que ingresan en guarderías se volverán patológicos; de hecho, la evidencia demuestra lo contrario", afirma en Parents.
Tampoco está de acuerdo con que los niños siempre desarrollarán problemas de apego. "Los maestros de guardería no son desconocidos que te arrancan a tu bebé de los brazos; es cierto que el primer día será un desconocido, pero como en cualquier transición en la vida donde conocemos gente nueva, los desconocidos pueden hacerse amigos", explica.
Por otro lado, hay expertos que consideran peligroso transmitir a los padres la idea de que la guardería es inherentemente perjudicial. Según, Haley DeSousa, M.Ed. , “la guardería puede brindar beneficios significativos cuando se estructura con un enfoque centrado en el niño”.
La guardería no es intrínsecamente "buena" ni "mala". Es una forma de cuidar a un niño, y su éxito depende de muchos factores, como el tipo de guardería a la que asiste, la calidad de la atención y la calidad del vínculo que establecen los padres con el niño fuera de ella.
Qué pueden hacer los padres: Si la guardería es necesaria, buscar entornos de grupos más pequeños, cuidadores centrados en el apego, y en lo posible, horarios más cortos para apoyar la seguridad emocional. Y lo más importante, priorizar la conexión a través de un vínculo sólido invirtiendo tiempo individual cuando el bebé esté en casa.