"Tengo 35 años y siento presión social por ser madre, pero en realidad no quiero": cómo gestionarlo y tres preguntas que puedes hacerte

"Tengo 35 años y siento presión social por ser madre, pero en realidad no quiero": cómo gestionarlo y tres preguntas que puedes hacerte
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No hay un reloj biológico más juzgado que el de una mujer que no quiere tener hijos. A los 35 años, muchas mujeres se encuentran rodeadas de una nube de comentarios sobre su no maternidad, preguntas invasivas y presión por ser madres.

En este artículo reflexionamos sobre cómo convergen la presión social de la maternidad, las dudas o la decisión de no ser madre. ¿Cómo gestionarlo y qué preguntas te pueden ayudar?

"No quiero ser madre pero mi entorno me presiona"

Vamos a poner un caso ficticio (pero a la vez, muy frecuente) para ilustrar este no deseo de maternidad unido a la presión por serlo. Imaginemos a Marta que no odia a los niños, ni ha tenido una infancia traumática, ni está cerrada al amor. Simplemente no quiere ser madre. Eso parece ser imperdonable para algunos.

Cada vez que Marta asiste a una comida familiar, alguien se encarga de recordarle que "el tiempo pasa" o de soltar el clásico "cuando seas madre lo entenderás".

En el trabajo, algunas compañeras la miran con una mezcla de compasión y sospecha. En las redes sociales, la avalancha de baby showers, ecografías en blanco y negro y fotos de recién nacidos la hacen sentir como si estuviera quedándose atrás en una carrera que ni siquiera ha querido correr.

Pero ¿qué ocurre cuando no hay un deseo de maternidad y, sin embargo, se siente la presión constante de tener que justificarlo? 

La maternidad como mandato invisible

En nuestra sociedad, la maternidad aún se entiende muchas veces como el destino natural de toda mujer. No ser madre a los 35, y además no querer serlo, puede verse casi como una rebelión. Y eso incomoda. No porque la decisión sea dañina, sino porque rompe con lo establecido.

Lo que a menudo se olvida es que no querer ser madre no implica una vida vacía, egoísta o incompleta. Implica una vida diferente. Y en esa diferencia, también hay belleza, sentido, responsabilidad, amor y entrega. Pero hay que aprender a defenderla, a sostenerla sin sentirse culpable.

¿Qué hacer cuando la presión aprieta?

1) Validar la decisión sin necesidad de explicarla o justificarla

No todas las decisiones necesitan ser justificadas con un decálogo racional. El deseo (o la ausencia del mismo) ya es argumento suficiente. Aprender a decir: "No quiero ser madre" sin añadir un "por ahora" ni un "quizás más adelante" es, a veces, un acto revolucionario. Conecta con tu deseo (o ausencia del mismo): recuerda que es válido como cualquier otro.

2) Diferenciar la voz propia del ruido externo

Muchas veces, lo que genera incomodidad no es la decisión en sí, sino el eco constante de lo que "debería" ser. Cuando Marta se pregunta si está equivocada, no es porque en su interior haya una duda real, sino porque tantas voces a su alrededor gritan lo contrario que le cuesta escuchar la suya.

3) Rodearse de personas que no necesiten convertir su experiencia en norma

No todas las amigas con hijos juzgan. Muchas pueden convivir desde el respeto con otras decisiones. Pero otras necesitarán confirmar que su elección es la única válida. Aprender a distinguir unas de otras ayuda a proteger la paz mental.

Tres preguntas que pueden ayudarte a conectar contigo

También hay mujeres que en principio no quieren ser madres, pero que tampoco lo tienen claro al 100%. Sea como sea, hay algunas preguntas que pueden ayudarte a conectar contigo:

  1. ¿Qué tipo de vida quiero construir, con o sin hijos? Más allá de la maternidad, ¿qué proyectos te ilusionan, te hacen vibrar, te dan sentido? A veces, aclarar el mapa general de vida ayuda a entender por qué la maternidad no encaja (y no tiene por qué hacerlo).
  2. ¿Qué parte de mí tiene miedo de arrepentirse? No siempre es un deseo real el que empuja, sino el temor a perder algo. ¿Se trata del deseo de maternar o del miedo a quedarse fuera del relato que otros escriben sobre lo que debe ser una 'vida plena'?
  3. Si no existiera ninguna presión social, ¿qué elegiría? Es difícil pero, trata de imaginar un mundo sin juicios, sin familia opinando, sin amigas preguntando. Si solo estuvieras tú, en silencio, ¿qué elegirías? A veces, separar el ruido externo de la voz interna aclara mucho más que cualquier consejo.

Por otro lado, si no quieres ser madre ahora, pero te lo planteas más adelante, también hay la opción de congelar óvulos (vitrificación de óvulos), una vía que te permite postergar la maternidad. 

Aunque esta opción tampoco te garantiza que luego puedas ser madre con ellos, al menos te aseguras la posibilidad de mantener tus óvulos jóvenes aunque pase el tiempo y en un futuro, poder disponer de los mismos.

Foto | Portada (Freepik)

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