Una alimentación equilibrada y saludable es importante para cualquier etapa de la vida, pero durante la infancia tiene una importancia aún mayor, pues ésta puede impactar a largo plazo en nuestra salud y bienestar en general.
De hecho, el evitar ciertos alimentos, así como darle prioridad a otros, puede incluso influir en el riesgo o probabilidad de padecer ciertas enfermedades, de acuerdo con lo que se ha descubierto en algunos estudios.
En este sentido, una investigación reciente ha encontrado que hay un alimento en particular que es recomendable limitar durante los primeros 1.000 días de vida: el azúcar.
Así lo ha revelado el estudio realizado en conjunto por varias universidades de Estados Unidos y Canadá, con datos e información de 60.183 personas nacidas en Reino Unido entre 1951 y 1956. El objetivo, era investigar los efectos a largo plazo del consumo de azúcar.
Como sabemos, durante la Segunda Guerra Mundial el ministerio del alimento de Reino Unido instituyó un sistema de racionamiento de alimentos. Entre ellos se encontraba el azúcar, que comenzó a racionarse desde enero de 1940 hasta febrero de 1953: mientras que a los adultos se les limitaba a 40 gramos de azúcar al día durante ese periodo, a los bebés menores de dos años no se les permitía ni uno solo.
Una vez que se terminó el racionamiento de azúcar en 1953, el consumo de azúcar se disparó nuevamente, duplicándose a 80 gramos diarios en promedio por persona, de acuerdo con una nota de prensa de la Universidad de Berkeley, una de las que participó en el estudio.
Los beneficios de limitar el azúcar desde la gestación hasta los dos años de edad
Este racionamiento permitió a los investigadores tener una comparativa clara y definida del consumo de azúcar: los niños nacidos justo antes del final del racionamiento estuvieron expuestos a condiciones de escasez de azúcar, en contraste con aquellos nacidos justo después, que crecieron en un entorno rico en azúcar.
Así, 50 años después, tiempo suficiente para que se desarrollen enfermedades crónicas y otros problemas de salud, los investigadores identificaron a las personas nacidas alrededor de esa época en Reino Unido, de manera que pudieron comparar los resultados de salud de unos y otros.
De acuerdo con los resultados de su investigación, los niños sometidos a racionamiento de azúcar durante los primeros 1.000 días de vida, incluyendo desde la gestación, tuvieron en promedio un 35% menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en la adultez y un 20% menos de riesgo de desarrollar hipertensión.
Además, en caso de diagnóstico, una menor ingesta de azúcar en los primeros años de vida retrasó la aparición de la diabetes en cuatro años y de la hipertensión en dos años, respectivamente.
Por otro lado, la exposición limitada durante el embarazo también fue suficiente para reducir los riesgos, pero la protección contra enfermedades aumentó con la duración del tiempo en que los bebés estuvieron expuestos a una cantidad limitada de azúcar añadido.
¿Qué dicen las recomendaciones actuales?
Curiosamente, las recomendaciones actuales no están muy alejadas del consumo que se tenía durante el racionamiento inglés: los adultos no deberíamos tomar más de 50 gramos de azúcar al día (para una dieta de 2.000 calorías), y los niños no deberían sobrepasar los 37 gramos de azúcares añadidos (para una dieta de 1.750 calorías).
Sin embargo, en el caso de bebés es diferente, pues la Asociación Española de Pediatría recomienda evitar los azúcares añadidos en la dieta de los lactantes, es decir, aquellos que no son propios de los alimentos, sino que son agregados a la hora de prepararlos o cocinarlos.
Por ello, aunque el bebé puede comer casi lo mismo que toda la familia a partir de los seis meses, entre las excepciones se encuentra el no añadir ni una pizca de azúcar a las comidas, ya que es un alimento adictivo, provoca caries y está asociado a la obesidad infantil.
Por otro lado y como lo demuestran los resultados del estudio, el consumo de azúcar también debería limitarse durante el embarazo: otra investigación de 2017 encontró que cuanto más azúcar se consuma, mayor es el riesgo de alergia y asma en el bebé que vaya a nacer.
Foto de portada | Vanessa Loring en Pexels