Este es el tipo de noticias que nunca querríamos leer y mucho menos vivir, pero desafortunadamente ha vuelto a suceder: un individuo de 63 años ha sido cazado en la playa de Palamós (Girona), mientras grababa a niños desnudos, una situación que ha dado como resultado la detención de esta persona, un extranjero, acusado de un delito de pornografía de menores.
El comportamiento extraño de un sujeto en la playa: la señal determinante para su detención
El abuelo de los niños se percató del extraño comportamiento del individuo, justo en el momento en el que estos se quedaron sin bañadores para quitarse la arena. Este le reclamó y se inició una discusión ante la mirada de los bañistas.
Cuando los agentes de la Unidad Marítima de los Mossos d'Esquadra se acercaron para mediar en la pelea, el sujeto salió corriendo, lo que encendió todas las alarmas. Al registrar su mochila encontraron una cámara del tamaño de un grano de arroz, escondida en una cremallera con todo lo necesario para grabar.
Tras su detención, la Unidad de Investigación de la Bisbal de Empordà registró la habitación del hotel donde se alojaba, donde encontraron dispositivos electrónicos con archivos de vídeo e imágenes de menores y dictaminaron que se habían grabado de forma intencionada para fines pornográficos.
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"Detenemos a un hombre en Palamós que grababa a niños mientras se bañaban desnudos en la playa. Lo hacía con esta cámara escondida en la mochila. Hemos localizado en la habitación de hotel donde se alojaba más material con archivos de vídeo e imágenes de menores con fines pornográficos".
Grabar a un menor sin consentimiento es delito
Aunque es de perogrullo, es fundamental recordar que grabar a menores sin el consentimiento de sus padres, así como divulgar ese material, es delito, salvo cuando son grabados por cámaras de seguridad instaladas con fines de vigilancia y protección.
La ley de protección de datos establece en el artículo 13.1 que para poder grabar a los menores de 14 años es necesario tener el consentimiento previo de padres o tutores, mientras que los menores de entre 14 y 18 años no necesitan el consentimiento de los padres o tutores, pero sí el suyo propio.
Aunque es imposible estar pendiente de absolutamente todo cuando estamos en la playa o en una piscina pública, especialmente porque toda nuestra atención debe estar centrada en los niños, es necesario tener en cuenta algunas precauciones adicionales en pro de su seguridad, como vigilar el entorno en el que estos se encuentran, estar alerta a comportamientos sospechosos y en lo posible evitar desnudarles, ya que con los smartphones es muy fácil hacer fotos o vídeos en cualquier sitio y es muy difícil percatarse de ello.