Estos días se ha hecho viral un hilo de Twitter de Verónica Serrano donde cuenta que a su sobrino de cinco años le gusta pintarse las uñas. Son muchos los pequeños, tanto niñas como niños, que sienten curiosidad por las uñas de colores y les divierte llevarlas así.
La usuaria cuenta también que a la madre del niño no le gusta que las lleve pintadas, aunque el pequeño insiste y vuelve a pedirle a su tía que se las pinte una y otra vez. Ahí es cuando entra en escena el abuelo, quien también se las pinta para apoyarlo y demostrar que no tiene nada de malo que un niño se pinte las uñas.
Mi sobrino adora pintarse las uñas
La tía relata en el hilo lo que sucede cuando su sobrino le pide que le pinte las uñas.
Los niños juegan e imitan
¿Qué hay de malo en que un niño se pinte las uñas? Nada. Hay padres que se llevan las manos a la cabeza como si eso definiera su identidad sexualidad cuando no es más que un juego para ellos.
Los niños no nacen con estereotipos de género, somos los adultos quienes se los transmitimos desde que nacen. Ellos simplemente imitan lo que hacen los adultos. El niño verá a su madre y a su tía que se pintan las uñas y él también quiere probar.
Los pequeños juegan, experimentan, se divierten sin pensar en "eso es de niños" o "eso es de niñas". Así, vemos a niños jugando con muñecas y niñas jugando con balones sin que eso signifique más que eso: un juego. También vemos niñas con pelo corto, niños con pelo largo porque les gusta llevarlo así, sin que eso defina necesariamente su identidad sexual.
Y si un niño demuestra de manera persistente sentirse más cómodo con juegos que socialmente se establecen como propios del género opuesto, tampoco pasa nada. Lo importante es que sienta el apoyo, la comprensión y el cariño de sus seres queridos.
¡Acabemos con los estereotipos de género y dejemos a los niños ser niños!
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