Por eso, me deja muy satisfecha saber que el Parlamento Europeo ha aprobado un informe que prohibirá fumar en los parques infantiles así como en vehículos de transporte privados en presencia de menores.
Imagino que muchos padres estarán igualmente de acuerdo con la medida, que me parece muy acertada por varias razones.
En primer lugar, porque por más que los parques infantiles se encuentren al aire libre y al humo se lo lleve el viento, como dicen algunos para justificarse, hay niños jugando alrededor, niños que se convierten en fumadores pasivos, y ya sabemos de los perjuicios que causa el tabaco en los menores por muy mínimo que pueda ser el humo que les llegue, y ni qué decir cuando se trata de compartir un vehículo con personas que fuman.
En segundo lugar, y volviendo a los parques, cuando los adultos fuman dejan tiradas en el suelo un montón de colillas que quedan a pleno alcance de los niños, y ya sabemos que a los niños les gusta explorar, tocar y llevárselas a la boca.
Y por último, me parece una medida correcta por ser un buen ejemplo, o mejor dicho por no enseñarles el mal ejemplo. Cuanta menos gente vea el niño fumar, más extraño le parecerá y es mejor así. Es preferible que no lo vea como una costumbre normal y cotidiano, sino como un mal hábito.
Es sabido que cuanto más contacto tienen los niños con adultos fumadores más propensos son a fumar en el futuro. Por eso, como madre prefiero que cuánto más lejos esté el tabaco de los niños, mejor.
Vía | Consumer En Bebés y más | El humo del tabaco afecta a 700 millones de niños, la mitad de la población infantil mundial