La historia es así: pasó hace 20 días en O Carballiño cuando seis días antes de salir de cuentas la madre del niño sintió una molestia. Restándole importancia vistió a su hijo para ir al colegio y le preparó el desayuno.
Enseguida se dio cuenta que no era sólo un aviso y que el bebé llegaría en cualquier momento. Rompió aguas sin darle tiempo a salir de casa porque notó que la cabeza ya estaba casi fuera.
Imagino que ante esa situación es difícil para cualquiera mantener la serenidad, tanto para la madre como para el acompañante. Sin embargo, lo asombroso fue la reacción del niño que ante la llegada inminente de su hermanita, le dijo a su madre “Si quiere nacer, déjala que nazca, mamá".
Y así fue como José ofició de matrón para ayudar a nacer a su hermana Lucía.
Creo que más allá de la anécdota, si bien tengo mis reparos personales sobre el parto domiciliario, la naturalidad de este niño (o tal vez su inconsciencia) nos hace reflexionar sobre la artificiosidad con la que suele tomarse un hecho fisiológico como es el parto.
Vía | La voz de Galicia Foto | Santi Amil En Bebés y más | ¿Darías a luz en tu propia casa? En Bebés y más | El parto domiciliario: dar a luz en casa