Las últimas semanas no han sido fáciles. A causa del nuevo coronavirus, miles de familias alrededor del mundo hemos tenido que recluirnos en nuestros hogares y permanecer en cuarentena, rompiendo totalmente con nuestro ritmo de vida y manteniéndonos alejados de nuestra familia y amigos.
Sin embargo, no hay Covid que por bien no venga, porque aunque el panorama puede lucir sombrío, existe un lado positivo que podemos rescatar de esta cuarentena: el tiempo que tenemos con nuestros hijos y las valiosas lecciones que esta situación nos deja.
Momentos duros para todos
Con esta reflexión no se trata de reducir la importancia de esta pandemia por la que estamos pasando, ni se minimizar las dificultades que tiene cada familia alrededor del mundo. Se trata, simplemente, de recordarnos que en la mayoría de la situaciones existe un lado bueno, y que incluso ahora que todo parecen ser noticias tristes, existen cosas positivas.
Sé y soy consciente que hay familias que lo tienen más difícil que otras. Entiendo que para alguien como yo, que siempre ha trabajado desde casa, las cosas son más fáciles que para alguien que debía salir a trabajar fuera y ha cambiado a la modalidad de teletrabajo, tanto en lo económico como en lo mental. El encierro puede llegar a ser muy duro, y la incertidumbre puede llegar a hacernos sentir que perdemos la cabeza.
Pero como lo he dicho al principio, aunque el panorama no luce muy esperanzador, también de esta difícil experiencia podemos tener cosas positivas, si sabemos cómo buscarlas y si mantenemos nuestros ojos abiertos.
Tiempo con nuestra familia
Si hay algo positivo que ha traído esta cuarentena a nivel mundial, es que muchas familia estamos teniendo algo que con el ritmo de vida actual cada vez sucedía menos: tiempo de calidad con los nuestros. Al permanecer en casa, estamos re-conociéndonos, compartiendo tiempo juntos y sobretodo, valorando a quienes más amamos.
Sé que a muchas familias les preocupan muchas cosas, que muchos padres por ejemplo, están pensando en establecer rutinas para mantener ocupados a los niños, que les angustia saber hasta cuándo podrán volver a ver a otras personas de su familia. Pero lo mejor que podemos hacer ahora, es enfocarnos en lo que tenemos y en quienes están a nuestro lado.
A pesar de todo, estamos teniendo una oportunidad maravillosa, al poder tener a nuestros hijos a nuestro lado, a disfrutarlos, a descubrir con ellos, a soñar e imaginar. A tener momentos en familia, que no podríamos tener si no tuviéramos que estar encerrados. Así que valoremos a los nuestros y el tiempo que se nos ha regalado a su lado, aunque no sea en la mejor de las circunstancias.
Nunca habíamos estado tan unidos
La cuarentena, también nos ha obligado a recordar algo que muchas veces solemos olvidar: todos estamos juntos en esto. Todos vivimos en el mismo planeta. Podremos provenir de distintos países, de distintas culturas, creencias y religiones. Pero ahora, es momento de entender, que protegiéndonos unos a otro es como saldremos adelante.
En medio de la tempestad y la incertidumbre, hemos visto nacer iniciativas preciosas entre vecinos y comunidades, tanto físicamente como en línea, que no solamente nos piden que recordemos que todo estará bien, sino también, nos regalan esperanza. Nos hacen sentir acompañados, pese a estar distanciados físicamente.
Las pequeñas cosas
Algo que también nos ha dejado la cuarentena, es el aprender a valorar las pequeñas cosas, tanto las que hoy tenemos, como las que no. A ser agradecidos y darnos cuenta que incluso en medio de estos momentos llenos de angustia, hay cosas que pueden no parecer tan grandes, pero que si vemos con detenimiento tienen mucho valor:
El tiempo con nuestros hijos, escuchar sus risas, sentir sus abrazos, dormir a su lado, jugar y aprender con ellos, escuchar esas preguntas inocentes provenientes de sus mentes llenas de curiosidad, los gestos de cariño que tienen con nosotros, las llamadas telefónicas a aquellos que no están a nuestro lado.
Y también, aquello que en este momento no podemos tener: los paseos por el parque, el olor de la panadería que está llena de pan recién horneado, el murmullo de los coches por la calle, las risas de los niños en el patio del cole, los momentos con nuestros amigos, la sonrisa de un extraño al coincidir por la calle. Cosas que muchas veces damos por sentado, pero hoy no podemos tener.
Así que aprendamos las lecciones que este encierro nos está dando. No estemos preocupados por mantener a los niños ocupados con rutinas todo el día. Que no dejen de aprender sí, pero no solo lo académico. Intentemos ver el lado positivo, relajémonos con nuestras familias y disfrutemos el brillante azul del cielo por nuestra ventanas.
Fotos | iStock
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