"¡Me he puesto de parto cuando menos lo esperaba!" Siete madres nos cuentan los anecdóticos nacimientos de sus bebés

En Bebés y Más nos hemos hecho eco en alguna ocasión de bebés que han llegado al mundo de forma precipitada, o en momentos y lugares poco apropiados, como por ejemplo durante un examen de conducir, realizando unas pruebas universitarias, en plena calle y sin tiempo de llegar al hospital, en el coche mientras conducía la pareja, o ¡incluso la propia parturienta!...

Las madres que han pasado por situaciones así coinciden en afirmar que con la perspectiva del tiempo acaban recordando su parto de manera cómica o anecdótica, aunque en el mismo momento todo fueran nervios, miedo e incertidumbre. Siete madres nos han compartido sus historias de partos precipitados, o llenos de curiosas coincidencias que hoy recuerdan con especial cariño: ¿Tienes tú alguna experiencia similar?

"Mamá, todo saldrá bien", le tranquilizaba su hijo mayor

Cecilia estaba embarazada de 34 semanas, y en compañía de su hijo de ocho años había acudido al centro de salud para hacerse una analítica de sangre rutinaria. El embarazo estaba transcurriendo sin ninguna complicación ni sobresalto, pero ese mismo día, mientras pedía cita en el mostrador de atención al público para una revisión con la matrona, Cecilia notó que rompía aguas.

Inmediatamente llamaron a la matrona del centro de salud, quien alertó de que el parto había comenzado y el bebé nacería de manera prematura, por lo que rápidamente avisaron a una ambulancia que trasladó a Cecilia al hospital:

"Mi hijo mayor estaba tranquilo, e incluso me tranquilizaba él a mí diciéndome que todo saldría bien. Cuando la ambulancia vino a por mi, tuve que dejarle en el centro de salud a cargo de la matrona, porque no sabía lo que pasaría conmigo cuando llegáramos al hospital".

"Así que se quedó con ella mientras impartía sus clases de preparación al parto, comiendo magdalenas de chocolate y explicando a las embarazadas que asistían al cursillo que su mamá se había puesto de parto" - recuerda Cecilia - "Fue una aventura para ambos, aunque yo pasé mucho miedo".

La llegada al mundo de la pequeña Julia no sólo fue precipitada sino complicada, pues los médicos detectaron una infección grande en la placenta. Cecilia tuvo que permanecer tres días en la UCI, y decir adios al plan de parto en el agua que había preparado. Pero por suerte, todo quedó en un susto, y la chiquitina ha soplado recientemente tres velitas.

"¡Trata de arrancarlo, por Dios! "

Cuando aquella mañana Anna dejó a su hijo en el cole, nada le hizo presagiar que a continuación viviría uno de los episodios más extraños y surrealistas que hoy recuerda.

Estaba embarazada de 40 semanas y tenía su segunda cita en monitores. Tras dejar a su hijo en el colegio, se montó en el coche para ir al hospital cuando de repente el vehículo comenzó a hacer cosas extrañas:

"El coche no arrancaba y se había vuelto loco. Los warning y las luces se encendían sin que la llave estuviera metida en el contacto, y cuando trataba de arrancarlo no obedecía. Parecía un coche poseído; fue un auténtico polstergeit" - explica Anna de manera divertida.

Confundida por la situación, Anna avisó a su marido, quien trató por todos los medios de solucionar el problema mecánico mientras ella le esperaba en casa. Pero en el cuarto de baño Anna rompió aguas, y cuando su marido fue a buscarla la encontró con una toalla entre las piernas y preocupada porque no iban a llegar a tiempo a la cita de monitores.

Por suerte pudieron irse al hospital en otro coche, y la avería del primero tuvo que esperar unos días a ser reparada; ¡la recién nacida mandaba!

Jesús, un regalo de Navidad

Candy estaba embarazada de su segundo hijo y salía de cuentas el día 31 de diciembre; pero el bebé tuvo un poco de prisa por nacer.

Después de la cena de Nochebuena con toda la familia, Candy y su marido regresaron a casa. Habían dejado a su hijo mayor durmiendo con los abuelos porque al día siguiente llegaba Papá Noel y el pequeño estaba emocionado con sus regalos.

Pero a la 01:00 de la madrugada Candy se puso de parto, y recibió a su bebé el día de Navidad:

"Preferimos no decir a la familia que me había puesto de parto, para poder tener una mayor intimidad. Así que al día siguiente mandamos un mensaje a todos con una foto del bebé en mis brazos. Todos pensaron que se trataba de una broma, y que el niño era en realidad un muñeco"

Como durante el embarazo, Candy y su pareja habían tomado la decisión de no conocer el sexo de su bebé, no tenían muy claro el nombre que le pondrían, por lo que finalmente fue la fecha en la que nació la que determinó cómo se llamaría.

"Fue un niño, y le pusimos de nombre Jesús por haber nacido el día de Navidad. Cuando se le presentamos a mi hijo mayor, que por aquel entonces tenía casi tres años, le dijimos que su hermanito era un regalo de Navidad para él" - detalla Candy emocionada.

Abuela y nieto, comparten fecha de cumpleaños

Raquel estaba embarazada de 37 semanas y el día que se puso de parto había previsto asistir al cumpleaños de su madre.

Se levantó aquella mañana dispuesta a prepararse para acudir a la comida familiar que su madre había organizado, cuando descubrió que había roto aguas. En el hospital le dijeron que estaba de parto y la dejaron ingresada, pero finalmente su bebé acabó naciendo horas después mediante cesárea.

"Mi madre celebró ese día su cumpleaños como había previsto, aunque lo hizo de manera apresurada y con la atención puesta en el teléfono por si recibía noticias del hospital"

"Mi marido y yo tuvimos que renunciar a la fiesta familiar, y para colmo todo acabó en cesárea. Aunque el momento fue muy confuso y lo recuerdo algo borroso, me parece una preciosa coincidencia que abuela y nieto compartan fecha de cumpleaños" - recalca Raquel.

Y después del "sí quiero", nació su sobrina

Cuando Itziar se enteró de que su hermana gemela buscaba fecha para casarse, le rogó que tuviera en cuenta su fecha probable de parto, pues por aquel entonces estaba embarazada de 10 semanas y quería poder disfrutar de la boda de su hermana sin sobresaltos.

"Cuando mi hermana me dijo que iba a ir con su pareja a elegir fecha para su boda, le pedí que a ser posible fuera antes de mi semana 37 porque no quería asistir a su boda con el embarazo casi a término. Así que me alegré mucho cuando días después me dijo que había conseguido fecha dentro del plazo que yo le había pedido"

Y así fue como, embarazada de 34 semanas, Itziar acudió a la boda de su hermana hecha un manojo de nervios. Me confiesa que los días previos fueron muy ajetreados, y que está tan unida a su hermana que sintió en sus propias carnes los nervios de la novia.

Era el primer embarazo para Itziar, y hasta ese momento todo había ido fenomenal. Pero el mismo día de la boda de su hermana, comenzó a encontrarse rara, aunque inicialmente lo achacó a la emoción del momento. Sin embargo, a medida que avanzaba la celebración su malestar iba en aumento, y minutos antes de comenzar el banquete (que debía inaugurar ella con un discurso sorpresa que había preparado a su hermana) tuvo que abandonar el restaurante y poner rumbo al hospital.

"Estaba convencida de que se trataba de una tontería fruto de los nervios del momento, y que en un par de horas estaría de vuelta y podría dar mi discurso sorpresa durante los postres. Pero mi pequeña tenía prisa por nacer, y vino al mundo esa misma noche. Por suerte, todo salió bien y tras varias semanas en el hospital fue dada de alta"

"Lo gracioso de todo es que mi hermana no se enteró de mi ausencia hasta que comenzó el baile. Cuando nos fuimos, sólo avisamos a nuestros padres, y pedimos que no dijeran nada a los novios para que pudieran seguir disfrutando de la celebración sin preocupaciones" - recuerda Itziar.

Hoy, tía y sobrina comparten una fecha muy especial, y muy pronto la pequeña cumplirá dos años y su tía celebrará su aniversario de boda con una fiesta familiar.

Un cumpleaños con su hermanita recién nacida

Alejandra salía de cuentas el día 24 de julio, y como su hijo mayor cumplía años el día 21 decidió adelantar la celebración de su cumpleaños al día 17 pensando que así evitaría sobresaltos.

Llevaba días preparando la fiesta de su niño: la última que celebraría como hijo único. Quería que todo saliera perfecto, y había organizado una merienda con sus amiguitos en un local del barrio. Pero esa misma mañana, mientras repasaba mentalmente los detalles que quedaban por preparar, Alejandra rompió aguas:

"Me puse a repasar todo lo que quedaba pendiente. Ya había hecho la tarta y los sándwiches, pero aún me quedaba inflar los globos y preparar las bolsitas con las chucherías. Y andaba sumida en mis pensamientos cuando de pronto noté que perdía líquido, y en el baño comprobé que había roto aguas"

"Estando en el hospital, toda mi preocupación entre contracción y contracción era avisar al local que habíamos alquilado para el cumpleaños, para decirles que al final no íbamos a poder asistir" - recuerda Alejandra en tono divertido.

Ya no dio tiempo a que su niño mayor celebrara su último cumpleaños como hijo único, pero a cambio disfrutó de una preciosa fiesta una semana después, rodeado de la mejor compañía: su hermanita recién nacida.

Una cesárea programada que al final tuvo que adelantarse

La fecha en la que nació mi segunda hija también fue un cúmulo de circunstancias que no habíamos previsto, y es que ¡las cosas no salen siempre como uno planea!

Era mi segundo embarazo y tal y como he contado en alguna ocasión, estaba catalogado de alto riesgo y tenía una cesárea programada para dentro de dos días. Esa mañana acudí a monitores y las gráficas indicaron que estaba con fuertes contracciones, aunque irregulares.

En la exploración, mi ginecólogo me dijo que tenía tres centímetros de dilatación, y me propuso adelantar la fecha de la cesárea al día siguiente porque, según sus palabras, "con esas contracciones que estaba teniendo no creía que fuera a aguantar tanto tiempo".

Pero yo me encontraba bien, y al día siguiente ya me había planificado para ultimar detalles. Tenía que terminar la bolsa del hospital, preparar las cosas que mi hijo mayor iba a necesitar en mi ausencia, y lo más importante: le había asegurado que asistiría a una actuación que iba a celebrar en el colegio.

Así que le dije a mi médico que me encontraba perfectamente, y que prefería seguir manteniendo la fecha de la cesárea dos días más tarde, tal y como estaba prevista. Pero esa misma madrugada empecé con contracciones bastante molestas, y aunque todo mi afán era concentrarme para ver si pasaban y podía seguir con mis planes previstos al día siguiente, al final no pudo ser.

Cuando dejamos a mi hijo mayor en el cole nos fuimos al hospital, aunque yo seguía esperanzada en que todo fuera una falsa alarma y pudiera llegar a tiempo de ver su actuación escolar. Pero de pronto, me vi preparada para entrar a quirófano, avisando de manera precipitada a la familia (que tenían en mente que mi hija nacería al día siguiente) y dando instrucciones sobre las cosas que se habían quedado pendientes.

Por desgracia, no pude asistir a la actuación escolar de mi niño, pero a cambio, cuando los abuelos le recogieron por la tarde, le llevaron al hospital a conocer a su nueva hermanita.

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