Administrar el medicamento en cucharaditas o cucharadas puede dar lugar a errores en la dosis

En Estados Unidos, cada año se producen más de 10000 llamadas a los centros de control de intoxicaciones debido que se han sido administrados medicamentos orales de presentación líquida de forma incorrecta. Y es que parece ser bastante frecuente que al no encontrar jeringuilla o cucharilla dosificadora en la caja del jarabe, nos da por sacar cucharas de cafe o postre del cajón de la cocina.

Dicho así, parece una barbaridad, pero sucede, claro que ‘a ojo’ es difícil acertar con la dosis que el médico nos ha dado. Añado yo que también suele pasar que como el niño casi nunca se pone enfermo, la pauta de hace un año ya no nos vale, porque nuestro hijo no pesa lo mismo, con lo poco que cuesta ir a la farmacia y subirlo a la báscula, para después consultar al farmacéutico…

Ahora bien, es sabido que durante un tiempo los médicos han trasladado a los padres las equivalencias en cucharadas (de sopa) o cucharitas, para estos casos en los que no se sabe cómo medir. Pues bien, ahora ya podemos desechar esa idea porque una investigación afirma que estas prácticas pueden conducir a errores de dosificación potencialmente peligrosos.

Un equipo de investigadores coordinados por H. Shonna Yin, ha observado a 287 padres mientras administraban el medicamento a sus hijos

La medida exacta

El hecho de que los niños tengan (o puedan tener) más sensibilidad que los adultos a determinados fármacos, favorece que errores en las dosis ocasionen problemas. Al respecto, Yin ha sugerido que sería preferible realizar indicaciones de tratamiento en mililitros, para ello las farmacias deberían dispensar jeringuillas con esta marcación. Esto parece ser importante especialmente en grupos en riesgo de cometer errores (con pocos conocimientos sobre salud, o que no entienden bien inglés - hablamos de Estados Unidos -).

La Academia Americana de Pediatría, y los CDC de Estados Unidos, ya habían sugerido cambiar la dosificación

Los investigadores averiguaron que casi el 40 por ciento de los padres habían medido incorrectamente, y que los que miden con cucharada o cucharaditas tenían 2,3 más posibilidades de administrar incorrectamente el medicamento. Lo que los padres no sabemos (y deberíamos saber) es que un pequeño error incrementando la dosis, puede ocasionar una dosis insuficiente o aumentar la toxicidad, pero con mucha facilidad será inexacta.

En definitiva, sería bueno que

  • Cuando el pediatra nos prescriba una medicación oral líquida nos aseguremos de haber entendido bien las dosis que nos propone.
  • Cuando se nos pierda la cucharilla o jeringuilla dosificadoras nos vayamos a la farmacia a por otra.
  • Cuando necesitemos un medicamento de esos que damos casi sin consultar (antitérmicos por ejemplo), si ha pasado mucho tiempo desde la última vez, pesemos al niño y preguntemos al farmacéutico, o llamemos al pediatra. Porque la dosis de cuando tenía siete, si ahora tiene ocho y medio, no le vale ya, y no vaya a ser que nos pasemos de largo e intoxiquemos a nuestro hijo.
  • Siempre que tengamos dudas, o cuando hayamos olvidado cosas, preguntemos. Más vale pasarse de pesados que de dejados: curar a la niña no es sólo darle el medicamento, es sobre todo darle la dosis adecuada.

Y poco más que deciros, el estudio ha sido publicado en Pediatrics, y en los enlaces encontraréis más información.

Imagen | kate hiscock Vía | CNN Health Más información | Pediatrics En Peques y Más | Pediamécum: una herramienta para evitar el mal uso terapéutico de medicamentos en niños, "Los medicamentos no son un juego" es una campaña de Sanidad para informar y ofrecer recomendaciones, No hay información sobre la seguridad del ibuprofeno y paracetamol administrados de forma conjunta para bajar la fiebre

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