En estos meses es cuando más riesgo tienen nuestros hijos de adquirir infecciones por hongos o virus en los pies, dado que pasan mucho tiempo con los pies descalzos en espacios públicos en los que concurren características como la humedad y la asistencia diaria de muchas personas.
Hablamos de las piscinas y parques acuáticos fundamentalmente, y el mayor riesgo de contagio está en los vestuarios, aunque también podemos coger hongos en otras zonas de las instalaciones, como las duchas exteriores. Según informan desde la Asociación Europea de Polología Integrativa, en los meses de verano, el papiloma plantar es la principal infección de los pies.
Es una lesión provocada por un subtipo del virus del papiloma humano con manifestación de tipo tumoral (es benigno). Sólo puede vivir en la piel, así que no echa raíces como los hongos: los podemos observar en solitario o agrupados. El grupo poblacional de mayor incidencia son los niños de más de cinco años, y sobre todo entre los 12 y los 16 años. El aspecto de las verrugas provocadas por este papiloma es de color de la piel (o quizás más oscuras), pueden ser pequeñas al principio y crecer después. En la planta del pie forman círculos en capas, y si causan dolor es por la presión al ponerse de pie o caminar.
No sólo papiloma plantar
Porque como hemos dicho, la infección se puede deber a los hongos, el más conocido por todos nosotros es el comúnmente conocido como ‘pie de atleta’, que también se llama tiña podal, y es más frecuente en adolescentes que en niños pequeños. Aparecerá entre el 4º y el 5º dedo del pie. El pie de atleta cursa como otros hongos en otras zonas del cuerpo: picor, enrojecimiento, grietas y escamas en la pie.
También sabemos de la ‘tiña de las uñas’ (sobre todo por los anuncios televisivos de productos para combatir hongos en las uñas) que no es frecuente en niños pequeños; y de una forma especial de hongo visible alrededor de la uña, el aspecto es rojo y con mucha hinchazón, se llama paroniquia. Uñas decoloradas o amarillentas, agrietadas o que se despegan de la piel, pueden ser síntoma de un hongo que les afecte directamente.
Un ambiente húmedo es ideal para que se reproduzcan, y si hace calor aún más Una vez contraída la infección, lo más sensato es acudir al médico para que prescriba el tratamiento y consejos adecuados, sin olvidar que en la farmacia también os pueden asesorar con muchísima profesionalidad.
Medidas de prevención
Huelga decir que cuando nos metemos en cualquier vestuario, no podemos ir descalzos, ya que mantener el pie aislado de la fuente de potenciales infecciones es necesario para evitar contraerlas. Hoy en día podemos elegir entre diversos modelos de sandalias o zuecos de goma, pero además en el mercado se encuentran los calcetines de látex, muy útiles también para que los más pequeños no se resbalen.
Cuando un miembro de la familia tiene una infección en los pies, no compartirá (ni jugando) su calzado con nadie más, y se procurará mantener una higiene estricta del pie (además de el tratamiento propuesto por el médico). Debemos ir con cuidado para que no comparta sus toallas de ducha o de secarse el pie con nadie más, y si son despistados, más vale que vayamos detrás de ellos para recogerlas y lavarlas tras su uso.
Tampoco se pueden intercambiar los utensilios utilizados para la higiene personal como cortaúñas, o tijeras, más vale desecharlos una vez ha finalizado el tratamiento.
Intentaremos lavarnos todos las uñas a menudo, especialmente, la persona que tiene hongos, y la que se ocupa de su cuidado (teniendo en cuenta que hablamos de niños, es conveniente no delegar en ellos todos los cuidados).
Por último, comentar que los pies se deben cuidar por muchos motivos, ya que al ir descalzos (o llevar un calzado inadecuado) también están expuestos a heridas o ampollas. Es muy importante lavarlos bien al volver a casa, secando con cuidado, y sin descuidar la hidratación; hay polvos de talco con propiedades antibióticas que pueden servir en caso de personas que suelen ser blanco de las infecciones por hongos en los pies, ayudan a mejorar y también a mantener.
En este caso se puede afirmar que el tipo de calzado más adecuado (exceptuando los momentos en los que deben pisar en piscinas o parques acuáticos) sería abierto o semiabierto, pero de tejidos naturales, aunque hay zapatillas de lona que también transpiran bien. Y sobre todo si usan calcetines, intentaremos que los cambien dos veces al día.
Imagen | (vincent desjardins) Vía | ABC Salud En Peques y Más | El cuidado de los pies de los más pequeños en verano