El 40 por ciento de los padres a los que se les ha preguntado (en la muestra también se habían incluido chicos y chicas), afirman que sus hijos sufren estrés relacionado con la escuela o el Instituto. Se trata de un problema que puede pasar desapercibido, al menos mientras los niños reaccionan bien a la presión sin apenas síntomas externos, y no está asociado precisamente a alumnos mediocres, porque muchos estudiantes brillantes acusan este estrés que como consecuencia extrema puede generar crisis de pánico. El estrés está condicionado a la carga de deberes o trabajos que deben realizar los adolescentes, y también a los exámenes, en los que se valora sobre todo la capacidad memorística. Puede que la clave esté en seguir métodos de estudio que les ayuden a organizarse, entre los cuales se encuentran algunos más clásicos como el ELSER, y otros relacionados con plataformas de optimización de las tareas programadas, aquí hemos reseñado a Exam Time mediante una entrevista.
Una buena planificación ayudaría a no dejarlo todo para última hora, y también a que tuvieran tiempo para pasar un rato con sus amigos, o dedicarse a sus actividades preferidas de ocio. Pero ¿consideráis que aún así la carga de trabajo es excesiva para unas edades que oscilan entre los 12 y los 18 años?
La opinión de los protagonistas sitúa en un 45 por ciento a los estudiantes afectados por la presión; para hacerle frente pueden contar con la ayuda de sus padres quienes deben ayudar a priorizar y a encontrar el equilibrio, centrando los objetivos para que resulte más fácil alcanzarlos.
Mary Alvord es psicóloga clínica y Coordinadora de educación pública de la American Psychological Association. En su opinión un poco de estrés es bueno porque resulta motivador, pero en exceso llega a ser contraproducente. Parece que el estrés crónico llega a causar dolencias como insomnio, dolores musculares y debilidad del sistema inmunitario, con lo cual los padres tenemos razones de sobra para prestar un apoyo a los hijos a fin de evitar estas consecuencias.
Se trata en definitiva, no de bajar la exigencia, sino de ayudar a distinguir las metas más importantes de las secundarias, y de dialogar cuando cuesta muchísimo alcanzar el objetivo, porque quizás debamos cambiarlo, o replantear las estrategias. Por supuesto se recomienda también no sobrecargar con actividades extraescolares.
Imagen | iStock
Vía | NPR
Informe Completo | NPR
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