Cuando el Primer Ministro británico (David Cameron) anunció que a finales de este año, empezarían a funcionar medidas de prohibición de la pornografía on line, se armó muchísimo revuelo.
Lo que se pretende es proteger a los menores de los efectos que pueda tener el acceso a esos contenidos, pero los detractores de la medida, defienden la libertad en Internet, y critican la hipocresía de una sociedad que limitará el porno, pero permitirá que los niños sigan teniendo acceso a otros contenidos inapropiados.
Las medidas de prohibición se aplicarán inicialmente a los nuevos usuarios de banda ancha – también a los que cambien de operadora -, ya que tendrán automáticamente activados los filtros que bloquean sitios web con contenido adulto… a menos que informen explícitamente que desean desactivar expresamente este bloqueo. Los antiguos usuarios podrán solicitar que se les apliquen los filtros (según tengo entendido). ¿Dónde está el problema entonces?, Miguel Comín (de Alia2), comenta que es una situación parecida a la que ocurre con los números ‘premium’, ya que si el adulto quiere recibir el contenido, es tan fácil como llamar al proveedor de servicios de Internet.
Entre las críticas que ha recibido esta polémica decisión, también se encuentran las afirmaciones de que los menores de todas formas están expuestos al sexo, por ejemplo cuando este es utilizado para publicitar diferentes productos.
Y yo digo, de acuerdo, no me gusta que el erotismo nos rodee de forma indiscriminada. Pero ¿es lo mismo una imagen sensual que imágenes de dominación hacia la mujer (fundamentalmente), o sadismo? Además, todos sabemos que todo el porno no es igual, y que incluso el hardcore está al alcance de los menores.
¿No está bien que una sociedad disponga de mecanismos de control para facilitar la convivencia y / o proteger a los menores? ¿qué me decís entonces de la prohibición en torno a la dispensación de alcohol o tabaco, y de las limitaciones de velocidad en la carretera?
Proteger a los menores: una responsabilidad compartida
Es verdad que la principal responsabilidad de que los niños no se expongan a contenidos pornográficos es de los padres, pero no podemos atar a nuestros hijos dentro de casa. Es decir a veces van a casa de amigos… ¿no querríamos estar igual de seguros?
Por otra parte, yo incluiría en el debate sobre sexualidad que los padres intentamos mantener dentro de casa con nuestros hijos, a la pornografía, sobre todo a partir de la edad en la que potencialmente puedan exponerse, que se sitúa en los 10 años.
¿Por qué los 10?, porque tienen más libertad y van a casa de otros niños a jugar a la video consola, la tablet, o a conectarse a Internet. Mi hijo me contó recientemente que jugó con unos amigos a un juego de ordenador sobre torturas (¿a que muchos os quedáis con los ojos abiertos como platos?), el hijo de una amiga ha estado mucho tiempo sin confesar que en casa de alguien, el juego estrella era de unas bandas callejeras que apaleaban prostitutas (¡madre mía!). ¿Quién me dice que mi niño no verá algún día (si no lo ha hecho ya) pornografía?
Es verdad que aún puedo guiarle directamente, y que ante una situación de peligro, podría prohibirle ir a casa de alguien, o hablar con la madre del otro niño, pero ¿está de sobra una pequeña ayuda por parte del Estado?
Como decía, incluiría prudentemente el tema en las conversaciones familiares, para expresar mi valoración, que puede resultar ambivalente, porque en principio podría no tener nada en contra de la pornografía y de la libertad que muchos defienden. Pero como he dicho en ocasiones, no me gusta el papel de sumisión que normalmente adopta la mujer; sin contar con que hay versiones del porno que promueven el sadismo.
Cameron también ha hecho un llamamiento para que algunas búsquedas que contienen ciertos términos no devuelvan resultados en Google o Bing
Pero sigo pensando que la reflexión principal que todos debemos asumir, es que debemos proteger a los niños de unos contenidos que por edad no les corresponde visualizar. Y dejar de pensar que una medida como la propuesta por el Gobierno británico es moralista, porque el adjetivo que la caracteriza es que resulta eminentemente ‘práctica’.
Imagen | Miika Silfverberg Vía | El Confidencial Más información | El Diario En Peques y Más | Los niños y adolescentes practican sexting con imágenes y vídeos inspirados por la pornografía, La identidad de los niños pre adolescentes: el momento en que la opinión de los amigos compite con la educación familiar