Es un grave problema que los niños y los adolescentes maltraten a sus padres

Desgraciadamente ya es algo habitual leer en las noticias o ver en la televisión a padres denunciando que sufren maltrato por parte de sus hijos menores de edad y que piden ayuda porque no saben que hacer con ellos y les tienen miedo. La Asociación Profesional de la Magistratura, lleva tiempo reiterando que lo fundamental es la educación desde la más temprana edad y que padres y educadores deben inculcar en los niños que valores como la tolerancia y la dignidad humana no son meras palabras.

En el año 2009 la mayoría de los autores de maltrato en sus familias, fueron adolescentes varones que ejercieron comportamientos violentos principalmente contra sus madres, no obstante y lamentablemente cada vez más, existe una evolución que tiende a una mayor equiparación entre el número de hijos varones y hembras agresivos.

El comportamiento de un menor agresivo, suele llevar a que se convierta en un delincuente juvenil, que según expertos en psicología suelen comenzar con actitudes como mentiras, ausencia de respeto a sus padres y entorno, fugas del domicilio, amenazas e incluso agresiones y aunque no en todos los casos, en su gran mayoría suelen ser familias de todas las clases sociales, donde hay poca disciplina y escasa supervisión de los padres.

La oficina del defensor del Menor resalta que es muy importante detectar cuanto antes el problema, para ello psicólogos y pedagogos distinguen tres síntomas fundamentales, que pueden dar la voz de alarma a los padres y que se observan a edades tempranas: el primero, sería la incapacidad para desarrollar emociones morales auténticas, ello conlleva la dificultad para mostrar culpa y arrepentimiento sincero por malas acciones. El segundo es la incapacidad para aprender de los errores y de los castigos que parecen no dar resultado y en tercer y último lugar, conductas habituales de desafío, mentiras e incluso actos crueles hacia hermanos y amistades.

Ante estas actitudes se debe pedir ayuda especializada, que probablemente incluirá una terapia familiar, negar que existe un problema con nuestro hijo solo conducirá a que este se agrave conforme crece.

La responsabilidad es en primer lugar de los padres que debe estar respaldada por los educadores, no puede ser que un niño no conozca lo que es un "no" y que no sepan distinguir unas normas básicas de respeto a los demás.

En mi opinión, el principal problema es que nuestra sociedad ha degenerado en una educación demasiado permisiva donde el castigo por conductas negativas está mal visto. En una crisis de valores dónde parece ser que todo vale y todo es justificable, mientras tanto se está diluyendo la autoridad en la familia. Porque al igual que cualquiera, los niños también necesitan limites y sin embargo parece que se les concede un poder absoluto sobre sus padres. Es el momento de reflexionar sobre cómo ejercer como padres con nuestros hijos. Los amigos son otra cosa.

Nota: la imagen no pretende mostrar nada ni tiene ninguna intencionalidad de nada. Sólo representa a una adolescente sentada en un banco pensando en sus cosas.

Imagen | Ed Yourdon

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