Hoy voy a completar la serie de post que hemos dedicar que hemos dedicado a mejorar vuestra información sobre la protección de la piel frente al sol, incidiendo en la alimentación, y en la absorción de la vitamina D.
Me quedaba hablar sobre los protectores minerales (a los químicos ya los conocemos porque están en el supermercado, la perfumería, etc.). Llevo leyendo sobre estos protectores solares desde que mis hijos eran bebés. El miedo a la presencia de parabenes en la composición de los protectores químicos, motivaba discusiones en un foro de crianza al que pertenecía. Después descubrí una crema con filtro solar 50 para niños en un supermercado, y me confié, no llevaba esos conservantes.
Sin embargo, este año he sabido que el hecho de que se anuncie ‘libre de parabenes’, no significa que en su composición se hayan excluido otros componentes que puedan actuar como disruptores endocrinos. Os tengo que decir que para muchas personas, la mejor opción son las cremas de base mineral, que crean sobre la piel una capa opaca con protección natural altísima (hasta un 95 %), contra todos los rayos UV.
Estas no alteran químicamente el funcionamiento de la piel, como hacen los protectores químicos, que penetran en la piel y se cree que pueden alterar los sistemas hormonales del cuerpo. La misión del filtro físico es reflejar los rayos solares, y no es necesario para ello que se absorba, de hecho, es por ello que dejan una película blanca sobre la piel.
¿Filtros químicos o minerales?
En todo este lío de terminología que envuelve el FPS, los componentes de las cremas (leer las etiquetas es toda una aventura), su funcionamiento, etc. no es difícil perderse.
Para intentar aclarar un poco todo esto, os contaré que los filtros minerales (u orgánicos) reflejan la radiación sin penetrar en la piel, y están dispuestos a actuar una vez aplicados. Como ya sabemos con los químicoss mejor cubrir la superficie expuesta con un mínimo de 20 /30 minutos.
Se dice que con bebés menores de seis meses, siempre es mejor un filtro físico, aunque por otra parte, también hay quien nos advierte que a esas edades, la piel es muy inmadura, y es mejor que no se expongan. Yo a un niño tan pequeño quizás le llevaría a la playa a primerísima hora de la mañana (harto improbable si se tienen otros hijos y estamos de vacaciones) o a partir de las seis de la tarde, que aún hay sol pero más indirecto, poniéndole una crema con filtro mineral; o no le llevaría, que a los otros los pueden llevar los abuelos, o el papá, o pueden ir con los amigos.
De hecho a niños más mayores tampoco los tendría en las horas centrales del día bajo el sol, salvo como una excepción irrepetible
Otra diferencia estriba en la poca resistencia al agua de los físicos que ocasionaría renovaciones en la aplicación cada hora (aproximadamente), y este ritmo es difícil de seguir a diario, otra cosa es que la cantidad de días que nos expongamos a los rayos UV sea reducida. No olvidemos las prendas que nos pueden proteger - camisetas, gorras - , porque pueden complementar y salvar las desventajas de unos y otros tipos de protectores.
El inconveniente es que pueden ser más caros que los protectores químicos, pero creo que será una cuestión de prioridades, porque si una vez informados, decidimos que lo mejor para nuestra familia son los filtros físicos, no nos importará destinar más dinero a la compra de espráis y cremas solares.
Y desde luego debemos de encontrar un adecuado equilibrio entre la prevención de melanoma, la absorción de la necesaria Vitamina D, y una protección solar lo más saludable posible, ¿no os parece?
Imagen | bryan En Peques y Más | Si no proteges a tu hijo frente a los efectos dañinos del sol, le estás maltratando