Desde la llegada de Internet a mediados de los años 90 del siglo pasado no paramos de ver cómo muchas cosas está cambiando, desde la forma de comunicarnos, hasta la forma de consumir contenidos y también cómo muchos productos que antes considerábamos necesario poseer ya no tiene mucho sentido hacerlo. Por ejemplo, la música, las películas o los contenidos informativos ya no tiene mucho sentido conservarlos porque cada vez hay más servicios que ofrecen la posibilidad de acceder a ellos a través de Internet.
Hace poco un cantante indicaba que ya no hay tiendas para comprar discos, ni los suyos ni los otros, así que tenía que recurrir al crowfunding para venderlos. Y aunque no todo funcionará con mecanismos de gastos compartidos creo que es una tendencia imparable que cambiemos la forma de consumir productos y servicios. Aunque los cambios parecen lentos lo más probable es que nuestros hijos se van a relacionar con los productos y servicios de una forma que nosotros no hacíamos a su edad. Por ejemplo, los coches o las casas parece que pueden ser los siguientes productos de una lista en la que ya está la música, el vídeo y los libros. La cuestión clave es que la tecnología avanza a toda velocidad y la industria del automóvil no es ajena a estos cambios. Me fascina el coche que funciona solo y creo que en el futuro los coches se moverán por las ciudades y nos podremos montar en ellos como si fuera un autobús con la diferencia de que elegiremos origen y destino desde una aplicación en el móvil.
En ese momento, ¿quién querrá comprarse un coche? Especialmente cuando para recuperar la inversión probablemente se puedan hacer miles de trayectos con un coche que circula solo y sin gastos de combustible, aparcamiento o seguros. Y esto teniendo en cuenta que ya hemos empezado el proceso de transformación con servicios de compartir vehículos y que creo que son transitorios hasta llegar al escenario final que puede ser el que he comentado u otro.
Y sobre los pisos, pues con los estudiantes pensando en acabar sus estudios cada vez más tarde, que espero que cambie pronto esta tendencia, con sueldos muy ajustados y precios de las casas elevadas además de que como tienen la posibilidad de emigrar a otros países, no parece que se necesite una vivienda sino un servicio que asegure que nuestros hijos puedan tener un hogar con las mejores condiciones posibles.
Así que creo que nuestros hijos van a acceder a un escenario de gastos fijos basados en el alquiler de servicios: vivienda, suministros, transporte, ocio, etc. sin necesidad de poseer productos o servicios, mientras ahorran, si queda algo, para disfrutar de su ocio cuando sean mayores. Aunque para eso aún queda mucho.
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