A mi hija le encantan las muñecas: las pequeñas, las grandes, las delgadas, las que tienen cuerpos intercambiables, los bebés, las que le han comprado los abuelos, las que eran mías, las que eran de su abuela… Dicho así parece que tenga muchas ¿no?, pues sí que las tiene.
Mi hija juega a que las muñecas vivan aventuras, se relacionen, se cuiden unas a otras; también les da comida, las lleva de paseo, les hace vestidos las pone en la ventana del coche para que vean el paisaje; tiene una relación con ellas muy especial. La afición a las muñecas no le viene de mí, es ella la que lo ha decidido (ni siquiera fuimos nosotros los que le compramos la primera); eso sí, mi madre asegura que a ella también le encantaban (las dos o tres que podría tener en aquella época) y que quizás sea una especie de “herencia".
No sé muy bien a qué viene esta introducción, porque lo que quiero es presentaros a Los Manu de Paola Reina, una empresa ubicada en Onil (¿ya sabíais que este pueblito de Alicante ha sido la cuna de las muñecas desde siempre?). Son varias parejas de muñecos bebé con un aire clásico que me encanta, y están impregnados de un suave olor a vainilla (de ese que les gusta a los niños).
Los Manu han sido hechos como el resto de productos de Paola Reina: con mucho esmero, siguiendo un cuidadoso proceso de producción, y dando como resultado un producto de gran calidad, que (además) está fabricado en España
Además estas muñecas se han fabricado con materias primas seguras, como un PVC blando libre de ftalatos, cuerpos de popelín sin tintes, y rellenos de fibra acrílica ignífuga. Aunque intuyo que a los peques lo que más les gustará es su textura suave. Y si las muñecas son bonitas, los vestidos y complementos son para no perdérselos, hay unos conjuntos invernales que son realmente atractivos.
¡Ah si!, ya sé por qué de la introducción de arriba, es que a veces existe cierta controversia en torno a “juguetes de niña / juguetes de niño" en la que yo no participo. Creo que cada niño y niña debe escoger, con los mínimos condicionantes, en casa, cuando el mayor era un bebé de un año y medio cogía peluches y recreaba distintas escenas cotidianas (incluso fingía darles de mamar, algo que no me extraña porque el mismo lo hacía).
Con 11 añitos, ya hace unos cuantos que no quiere ver muñecas ni en pintura, de lo contrario no sería yo quien lo cuestionara. Igual de absurdo sería que lo hiciera porque mi hija haga de madre de las muñecas, no considero que sea sexista en este caso que una las quiera y el otro no, es su decisión. Como lo es jugar a las cabañas, los juegos de balón, o hacer galletas con sus amigas… en la práctica cualquier “Guía para jugar" (explícita o implícita) está abocada al fracaso, porque los niños lo que quieren es JUGAR, como ellos crean conveniente.
Más información | Blog de Paola Reina, Paola Reina, Tienda de Paola Reina
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