Lavarse las manos es una costumbre que hay que inculcar desde que los niños son pequeños. Es fácil conseguir establecer una rutina, por ejemplo, cuando llegan a casa, antes de comer, después de ir al baño, al levantarse o irse a la cama y por supuesto después de toser o estornudar especialmente si se utiliza la mano. Y es que el simple acto de lavarse las manos con jabón reduce la incidencia de las tasas de diarrea y de las infecciones respiratorias agudas. Aunque realmente es una práctica que evita la transmisión de enfermedades.
Y los mayores también tenemos que dar ejemplo y lavarnos las manos cuantas veces sea necesario, por ejemplo, después de: ir al baño, de limpiar y cambiar a un bebé los pañales, de tocar animales o estar en contacto con tierra, ¡cuidado con la tierra de los parques infantiles! Y por supuesto hay que lavarlas antes de preparar alimentos o manipularlos.
Para lavarse las manos hay que seguir una rutina que incluye:
- Frotar también las muñecas
- Durar al menos veinte segundos
- Enjuagar y frotar enérgicamente entre los dedos, las palmas y el reverso de la mano
- Frotar también por debajo de las uñas
- Aclararse bien con agua
- Secarse bien las manos
Porque este sencillo gesto, que además es barato porque sólo tiene gasto de agua, jabón y toalla y veinte segundos, tiene un alto impacto en la salud pudiendo ahorrar enfermedades como diarreas o especialmente infecciones respiratorias agudas como la bronquiolitis o la presencia de parásitos en el instestino.
En el frío que invade a España y ante el que os hemos ofrecido muchos consejos, la prevención es la mejor medicina. Como los virus se transmiten por el aire o por el contacto humano es importante protegerse ante estornudos, toses o contactos con zonas expuestas y especialmente lavarse las manos.
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