A estas alturas, cuando se sabe perfectamente que la familia puede actuar como factor en la consecución del éxito escolar, sorprende que no exista en nuestro país voluntad para que las empresas se involucren en permitir que las madres y los padres asistan a reuniones de clase o tutorías con el profesor de los hijos.
Parece que aunque los padres queramos implicarnos, a veces topamos con la inexistencia de una conciliación real, porque dentro de “vida familiar" debemos entender también la atención a las necesidades educativas de los hijos. Está claro que los niños deben ir teniendo progresivamente más autonomía (también en este ámbito); pero lo más adecuado sería que por parte de sus progenitores pudiera ejercerse un seguimiento de la evolución académica, con la posibilidad de intervenir en la resolución de problemas.
Digo esto último porque para muchos padres y muchas madres, asistir a las reuniones grupales es una pérdida de tiempo: se habla de muchas cosas en poco tiempo, y a veces no son productivas; y a otros pedir tutorías para que les digan ‘cómo va el estudiante’, les parece vacuo (‘si mirando el boletín de notas ya sé como va’)
Pero también tenemos derecho a pedir reunión para que el profe nos cuente cómo podríamos reforzar tales materias en casa, o para preguntarle a la de inglés si conoce campamentos de idiomas para el verano, o para avisar de que nuestro hijo nos ha contado que le molestan en clase, o para sugerir otro enfoque en la resolución de conflictos. ¿Por qué no? ¿acaso los profesionales del sistema educativo no nos dan consejos sobre educación familiar ¿qué inconveniente hay en que intentemos prestar ayuda?
Pero dejo de andarme por las ramas y continúo con mi propósito. Como sabéis hace un par de meses CONCAPA presentó su segundo barómetro, en el que detectaron - entre otras cosas - que a muchos padres les gustaría tener al menos, una hora libre en el trabajo por trimestre escolar (para el propósito mencionado).
Muy descabellado no es la verdad, porque ahora parecen importar sólo los adultos, y su rendimiento, para mantener la productividad de los diferentes sectores. Pero ¿acaso los niños no serán adultos algún día? ¿es que no habrán necesitado mejor atención por parte de sus familias para conseguir sus objetivos académicos y laborales?
Teniendo en cuenta las tasas de fracaso escolar en España, y los resultados en las pruebas internacionales, más nos valdría poner un poco de interés, y cuando digo ‘nos’ me refiero a toda la sociedad, no sólo a los que son hoy padres de los adultos del mañana.
Sorprende que podamos pedir permiso para ir al dentista, o al examen de la Universidad en la que ampliamos formación, y cuando se trata de los hijos… Todo hay que decirlo: hay empresas que no ponen ninguna pega, y después basta con que el trabajador presente un justificante. Pero en otros casos la madre o el padre ni se atreve a pedirlo, ‘tal y como están las cosas’.
Por eso CONCAPA proponía al Gobierno la facilitación de incentivos a las empresas, como reducciones de impuestos o en las cuotas de la Seguridad Social. Por el momento no parece que haya habido respuesta, pero estaremos atentos.
Imagen | Jose Kevo Vía | CONCAPA En Peques y Más | Consejos para mantener una relación saludable con el colegio de nuestros hijos