Hemos leído el último libro de Mamá Muu publicado por Maeva Young, y nos hemos dado cuenta que sigue siendo la vaca más divertida y alocada, a la vez que conserva la capacidad para que nos encariñemos de ella.
Recordemos que los autores del texto son el matrimonio sueco formado por Jujja y Tomas Wieslander, y que con los libros protagonizados por Mamá Muu y Cuervo han recibido el premio Astrid Lindgren. Como suele ocurrir en estas historias, la vaca se aburre muchísimo en su mundo de vacas, y en ocasiones añora la libertad de los humanos para realizar diferentes actividades, y es entonces cuando se lanza con más o menos éxito a hacer cosas diferentes, con tal de aliviar la monotonía.
El calor, el aburrimiento de los pastos, y los gritos de alegría de las personas que se bañan en el lago, son la razón de que en el intento de saltar la valla, la pobre Mamá Muu acabe con un chichón y una gran tirita en la barriga.
Afortunadamente su amigo Cuervo suele ayudarla, aunque en esta ocasión, se ha esfumado su sentido común provocándole un empacho por comer helados; menos mal que de todas formas consigue aliviar el chichón de Muu con espinacas congeladas, que se convierten en aperitivo de la gran vaca al deshacerse el hielo.
Por cierto las ilustraciones de Sven Nordquist, tampoco decepcionan: coloristas, llenas de detalles y muy muy expresivas
Estos dos amigos resultan tan entrañables como siempre, y protagonizan una de las series de cuentos más populares entre niños de más de cinco años. En sí mismos constituyen una visión amable de las relaciones interpersonales, y lanzan mensajes educativos como el que cierra el título que hoy os presento: "Hay momentos en los que no se puede decir la verdad hasta pasado un rato".
Pero la cuestión es decirla, ¿verdad?
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