Hace un año comentábamos que los niños no dejan de aprender nunca, ni siquiera si optamos por no presionarles para que hagan deberes de vacaciones. Ellos mismos nos muestran sus preferencias y necesidades de aprendizajes: por ejemplo mi hija pequeña últimamente está muy interesada en investigar el significado de palabras complejas para ella, y en elaborar ideas a partir de los sucesos que observa a su alrededor o en los medios de comunicación.
Mi hijo lleva unos meses investigando sobre el ‘cinturón de fuego’ del Pacífico (la cordillera volcánica sumergida en el gran océano), así que no os extrañéis que se me antoje de lo más absurdo sugerirle libros de tareas para vacaciones, no vaya a ser que contribuya a apagar su curiosidad.
Pero a la hora de ejecutar en la práctica los conocimientos, el mayor prefiere enfrentarse a las letras, y la pequeña… a los números. Os muestro una actividad muy sencilla que hemos elaborado y nos servirá como entretenimiento durante no más de una semana. La idea es de una propuesta de descomposición de números que he visto en Aprendiendo Matemáticas, a partir de ahí, también he elaborado la tarea para las palabras.
Vamos con los números
Con sólo cartulinas, pinzas de madera para tender la ropa y rotuladores o bolígrafos, podemos ayudar a estimular el aprecio por el cálculo mental, avanzando en la práctica de las restas.
El proceso empieza con la escritura de sumas incompletas que den como resultado 10 en pedazos rectangulares de cartulina: debemos obviar uno de los sumandos, pero sí incluiremos el resultado. Después escribimos sobre las pinzas los sumandos que nos ‘hemos comido’ en el papel de forma que tengamos los suficientes para completar la operación.
Se practica la resta porque el niño debe descomponer y averiguar el sumando que queda, si les indicamos que este se obtiene a partir del resultado y restándole el número que sí conocían, es un avance para introducirse en las sustracciones.
Malena (de AM) presenta los materiales preparados en una bandeja, por un lado las cartulinas, por otro las pinzas. Yo he elaborado dos conjuntos paralelos (uno con resultados 10, otro con 20) cambiando el color de cartulina y rotulador para cada grupo), enganchando pinzas que no correspondían a las cartulinas, con la intención de que debían ser cambiadas.
Y ahora con las letras
A mi hijo le gustaba jugar al Intelect (ya sé que muchos preferiréis el Scrabble en su lugar, parece más complejo) el año pasado, ahora no… pero es muy buen lector y esto le facilita el acercamiento a las palabras. Con las cartulinas en la mano, y después de preparar la anterior actividad, se me ocurrió elaborar otras dos con letras.
Descubrir el significado
Cuando se trata de palabras que no utilizamos a diario, muchas veces no sabemos ubicarlas bien en el contexto, y otras tantas, ni siquiera conocemos certeramente qué significan, y esto nos pasa a niños y adultos. Con este juego se pretende relacionar enunciado con contenido, y para ello necesitamos un diccionario que nos ayudará a seleccionar palabras ‘difíciles’ (pero no hasta el punto de que se improbable que las utilicen en sus conversaciones).
Se escriben las palabras en pedazos de cartulina de un color, los significados en otro color distinto, y se forman dos columnas en las que no correspondan unas con otras, para que el niño intente emparejarlas correspondiente. O se colocan en dos cestitos para que vaya seleccionando de uno u otro.
¿Nos atrevemos con más de un idioma?
Ahora podemos probar lo mismo pero con tres o cuatro columnas que incluyan enunciados en castellano, catalán (o euskera, o gallego), inglés, y por supuesto el significado. Así avanzamos un poquito y a todos nos servirá recordar palabras en otros idiomas.
Seguro que muchos de vosotros inventáis actividades similares que sirvan para entretener y estimular el conocimiento, por aquí ya habíamos contado algunos de nuestros juegos con lápiz y papel preferidos ¿nos contáis vuestras propuestas?
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