En opinión de Michael Wilshaw, un inspector jefe de las Escuelas inglesas, los padres y madres que no se impliquen en determinadas tareas relacionadas con la formación académica de los hijos, deberían ser multados. Y yo creo que este señor se ha extralimitado en sus funciones, porque así, sin tener idea de la situación familiar de cada uno, parece un poco osado realizar tales afirmaciones.
Wilshaw realiza unas recomendaciones al Ministerio de Educación, recogidas en una entrevista concedida a The Times, cuyo contenido ha trascendido rápidamente a otros medios de información. En concreto se refiere al hecho de que las familias no lean a los peques, no vayan a las reuniones de padres, o no se aseguren de que hacen los deberes…
Yo puedo estar de acuerdo en que falta más implicación por parte de las familias, y en que hay una confusión de roles tremenda, porque en ocasiones pretendemos exigir mucho a la escuela y muy poco a nosotros mismos; por otra parte, para los padres que desean interaccionar con el sistema educativo de forma crítica pero constructiva, tampoco resulta fácil. Pero proponer un sistema de sanciones me parece una medida extrema.
No ha dudado Wilshaw en tachar de malos padres a quienes están menos pendientes de la evolución de sus hijos, pero esta situación no siempre es originada por desinterés: situación laboral, dificultades sociales derivadas de la falta de familia extensa, … también pueden originar que una madre no se acuerde de revisar las tareas escolares, o que un padre no encuentre un hueco en su agenda para ir a tutorías.
Esto que comento más arriba, es un poco hablar por hablar, porque ni sé hasta que punto las escuelas pueden flexibilizar las tutorías, ni sé cuan idónea e la conciliación familiar y laboral allí
La responsabilidad de los padres
No dudo que haya padres que les de un poco igual como van sus hijos en el cole, pero seguro que son un sector tan minoritario que no vale la pena recrearnos en ello, eso sí, no todos tenemos las mismas condiciones para implicarnos más activamente.
Pero parece que la preocupación de Wilshaw (o eso es lo que manifiesta) es que según los datos, muchos niños de familias inmigrantes lo están haciendo ‘muy bien’ y son los que impulsan la posición del país en los rankings internacionales. Esto también me suena a exageración, no porque piense que los padres que llegan a Inglaterra y matriculan allí a sus hijos, no sean capaces de motivarles y realizar un buen trabajo con ellos; sino porque seguro que los ingleses a los que se acusa de ‘malos padres’ son pocos, y seguro también que existen muchísimos padres que tienen como objetivo precisamente el éxito escolar de sus hijos.
El secretario de Educación (Michael Gove) dice que el Ministerio está elaborando planes para mejorar la implicación de las familias que se niegan a “imponer disciplina a sus hijos". Ya sé que da un poco de risa (aunque sea por no llorar), y espero que el señor Gove no esté pensando en castigar a los padres a escribir 100 veces 'recordaré abrir la agenda de mis hijos cada día'.
Porque si los trabajadores del sector de la educación se vienen quejando por la cantidad de funciones que acaban asumiendo, además de las meramente académicas, los padres muchas veces nos vemos desbordados (aunque seguimos teniendo la misma firmeza y nos vemos aún con capacidad) porque nuestras funciones educativas son inacabables… y podéis alargar la lista si lo deseáis.
Nos preocupan las emociones y las relaciones sociales de los niños, debemos velar por su seguridad y movernos por los límites inestables que nos impone la maduración de los niños, intentamos establecer relaciones comunitarias, y a la vez mantenemos la familia unida. Además de esto, aprendemos a marchas forzadas sobre nutrición, y nos desdoblamos para llevar a los peques a extraescolares, y a la vez procurar su descanso…
Los expertos que evalúan las pruebas internacionales, están de acuerdo en que fomentar la lectura desde casa, y también conversar con los hijos sobre temas de actualidad (por ejemplo) son bases a sentar para garantizar unos buenos resultados académicos. Ahora bien, que todos los padres puedan hacerlo ya es otra cosa, al menos en España, ¿o es que no conocéis a ninguna padre o madre que debido a su trabajo vuelva a las 8 y media de la noche a casa?
Si las familias (como apunta el libro “Familia y Escuela" de Óscar González) estamos llamadas a iniciar una relación de cooperación con la escuela (desde la igualdad de oportunidades, se entiende); los Gobiernos y empresas lo deberían estar facilitando mejore condiciones laborales que permitieran una conciliación real (no como la que tenemos ahora).
Aunque la verdad es que los únicos condicionantes que tenemos no son esos, puesto que estamos rodeados de mensajes (series de televisión, películas) basados en relaciones familiares vacías de contenidos y con más tendencia a mostrar personajes preocupados por consumir, que por construir relaciones sólidas.
Espero que aquí a nadie se le ocurra la idea de sancionar a los padres por haber llegado un día tarde a casa, y no haber leído a los niños que ya estaban dormidos. Y a ver si nos empezamos también a centrar en las personas (niños, padres, y madres), además de en los resultados de las pruebas internacionales.
Imágenes | USAG- Humphreys, Pierre Vignau, Chewonki Semester School
Vía | Daily Mail
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