Las matemáticas están por todas partes y es fácil intentar explicarles a los niños alguna de las aplicaciones que tienen en nuestra vida ordinaria. Por ejemplo, cada vez que compramos algo y estamos con los peques, ellos nos pueden ayudar a calcular las monedas o billetes que tenemos que utilizar, lo que nos pasamos y lo que nos tienen que devolver. Es algo muy sencillo y requiere poco esfuerzo y desde luego puede ser mucho más divertido que ver unas imágenes en un libro. Aunque, por supuesto, los libros hay que estudiarlos, revisarlos, conocerlos y saber responder a todas las preguntas que en él aparecen con la ayuda del profesor/a.
Recientemente hablábamos del libro de Fernando Blasco y de Juan Medina, Tu hijo puede ser un genio de las mates, y ahí podemos encontrar muchas aplicaciones prácticas, ejercicios sencillos y mucha imaginación para conseguir que los críos se interesen e ilusionen por las matemáticas. Por ejemplo, en el libro se explican cosas tan sencillas como la recta de los números por la que se puede subir y bajar, contando, mientras se practican las sumas y las restas, la ordenación, los números mayores y los menores, los números que hay entre dos números, etc. También se pueden encontrar ejercicios como asociar el tres del dado con el número 3 o con la palabra tres, conceptos como las fracciones, ejercicios de cálculo e identificar que la diferencia entre 110 y 100 es lo mismo que la diferencia entre 10 y 0. Y muchos otros contenidos prácticos.
Y es que las matemáticas de primaria son imprescindibles para enfrentarnos a la vida real con soltura. La disciplina del cálculo mental debería practicarse más en clase, aún me acuerdo de mi profesor que nos sacaba por grupos de 10, éramos 40 en clase (!), y nos exigía responder a toda velocidad a sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. El procedimiento era tan sencillo como que si no contestabas te quedabas al final y si contestabas te quedabas al principio. Y tenías que estar atento para responder y hacerlo de la mejor forma posible.
También se puede practicar con figuras como las de la imagen, que permite ver la belleza de los números haciendo dibujos y formas increíbles y que pueden ayudar a los niños a relacionar las matemáticas y la realidad. Aunque hay muchas más, por ejemplo, las construcciones de edificios formando ángulos rectos con el suelo, la trayectoria seguida por el sol en el horizonte formando un ángulo llano desde el amanecer hasta el anochecer o las rectas paralelas de las vías del tren que nunca se cruzan ¡por el bien de los viajeros!
Conforme avanzan en el conocimiento los conceptos requieren ser asimilados y reforzados porque en matemáticas todo se va encadenando en un proceso de abstracción que se va conformando en la cabeza de los peques. Y es que aunque al principio se lo aprenden, como nos pasaba a nosotros, casi de memoria, conforme crecen empiezan a relacionar lo aprendido y a realizar operaciones más complejas. Por eso hay que motivarles y animarles con aprendizajes originales, prácticos, lúdicos y explicarles que las matemáticas están en todas partes, hasta que sean autónomos. Y así, de repente, cuando paseemos con ellos, nos tiren del brazo y nos digan algo, utilizando un ejemplo seguro que sorprendente, que demuestre todo lo que han aprendido, lo que se han divertido y lo animados que están para seguir aprendiendo.
En Peques y Más | "Tu hijo puede ser un genio de las mates" de Fernando Blasco y Juan Medina para que los padres ayuden con las matemáticas en casa Imagen | Melanie Holtsman