Cuando hace unos días preparaba este post sobre el peligro de atragantamiento con frutos secos, descubrí un documento de la Asociación Española de Pediatría. Se llama ‘Cuerpos extraños en las vías respiratorias’, y sus autores son Javier Korta y Olaia Sardón.
Nos cuentan que aunque el peligro de asfixia por atragantamiento debido a la ingestión por ‘cuerpos’ pequeños, está más presente en niños menores de cinco años; se observa otro pico de incidencia a los 11 años. También que el 29% de las muertes por aspiración de cuerpo extraño no alimentario lo son por globos. Esto también puede ocurrir con guantes de látex, de hecho el doctor Juan Alba (pediatra en Tierra de Fuego / Argentina), asegura en un artículo de Zona Pediátrica, que en cuanto supo de este riesgo, dejó de regalar este tipo de guantes (hinchados y convertidos en juguete) a los niños.
En la revisión de la AEPED , encontramos que los atragantamientos con cuerpos extraños no alimentarios, se producen por bolas, canicas, etc., y sobre todo globos. Estos se adhieren y toman la forma de las vías respiratorias, pudiendo provocar una obstrucción completa
Hace unos años entró en vigor una directiva de la Unión Europea, obligando a los fabricantes y minoristas a fijar advertencias de seguridad en juguetes que anteriormente se consideraban inofensivos. En la cuestión que nos ocupa, se indica las notas de orientación a insertar en las bolsas: ‘para globos de látex, debe ser una advertencia de que los niños menores de ocho años deberán ser supervisados y los globos rotos desechados’.
Según nos informa el doctor Alba, los accidentes con los globos pueden ocurrir de dos maneras. Algunos niños succionan globos desinflados colocados en la boca, a menudo con la intención de inflarlos. Esto puede ocurrir cuando el niño que está inflando el globo inhala o inspira en forma profunda para preparar la próxima espiración, con lo cual el globo es desplazado hacia atrás en dirección a la garganta.
Algunas muertes pueden resultar cuando los niños se tragan globos desinflados que estaban succionando o masticando. Uno de los casos registrados es de un niño que masticaba un globo desinflado y cayó al suelo repentinamente. Luego de golpear en el piso, el niño en un acto reflejó inspiró en forma brusca, sofocándose con el globo
La segunda clase de accidentes involucra a restos de globos. Los niños pueden colocar en su boca, restos de globos rotos con los cuales estaban jugando. Si los globos rotos no son desechados, cualquier niño puede seguir jugando con ellos, masticando restos del mismo o intentando estirarlo dentro de la boca o succionarlo o hacer “burbujas" con él. Estos restos de balón son succionados fácilmente dentro de la boca y los pulmones. Los globos se amoldan a las paredes de la garganta y los pulmones pudiendo bloquear totalmente la respiración.
La Comisión sobre la seguridad de los productos para el consumidor (Estados Unidos) no cree que un globo totalmente inflado represente un riesgo para los niños pequeños. Sin embargo, si el globo se rompe, se recomienda que los padres inmediatamente recojan los restos del globo roto y lo desechen fuera del alcance de los niños pequeños. De la misma forma, no es aconsejable que un niño hinche un globo por su cuenta.
Cuando se advierte del peligro potencial que puede suponer una actividad aparentemente inocua como hinchar globos con la boca, muchos adultos se extrañan (o peor aún, se lo toman como una broma) alegando que cuando éramos niños todos los inflábamos y no pasaba nada.
Al respecto, me veo obligada a mencionar en primer lugar que durante mi infancia, los globos no estaban tan presentes como hoy en día, ni siquiera en celebraciones, por otra parte para nosotros no suponía una diversión comparado con otras actividades más atrayentes (jugar al aire libre y correr aventuras).
Y por último, creo que es muy importante que nos lo tomemos en serio, porque un niño aunque ya sea grandecito, se puede tragar un objeto inorgánico, en casa tenemos experiencia con monedas, piezas pequeñas de goma eva pertenecientes a un juego de cálculo, y ‘casi’ con una horquilla de sujetar el cabello. Que un globo a medio hinchar se vaya hacia adentro entra dentro de lo posible, y una vez instalado en la tráquea (si tenemos la mala suerte de que escoge ese camino), ¡a ver quién lo saca de ahí!
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