Términos y objetos cotidianos traducidos al idioma de los bebés. [Humor para finalizar el año]

Cualquier padre sabe que uno de los mayores escoyos en una relación padre-hijo es la comunicación, ya no sólo el intentar interconectar dos mundos que generalmente están a años luz de distancia, ese problema lo dejamos para la adolescencia que es donde se agudiza, sino intentar comunicarse con tu bebé con algo más que no sean diminutivos y onomatopeyas.

Lo sé, comunicarse con un bebé de meses es un tarea muy complicada. Así que para ayudaros en esa ardua tarea de intercomunicación con esos seres adorables y que os miran con ojos de "¿pero que dices?" cada vez que intentáis explicarles que no es buena idea meter las piezas de lego dentro de la consola, os traigo una pequeña traducción al idioma de los bebés de aquellos objetos y términos más cotidianos.

Esto ha sido posible tras varios años estudiando el lenguaje verbal y corporal de más de tres bebés y que está avalado por prestigiosas academias holeopáticas, homeopáticas y muy simpáticas.

Teta: lo que para vosotros es un cartón de leche, sólo que este está en su estado y temperatura óptimas.

Pezoneras: abre fácil para aquellos que se les complica eso de beber directo del cartón de leche.

Biberón: chisme cuyo uso principal parece ser que mamá no tenga que sacar las tetas en público o para que la abuela no me deje comer en paz (no calla la tía).

Leche de fórmula: sucedáneo, el equivalente a la guuuula del nooorte en vuestro mundo.

Chupete: el cigarrillo del bebé, no veas luego lo que cuesta quitarse el mono.

Sueño: eso que a mi me da cuando a ti ya se te ha pasado. Normalmente un estado diurno pasajero.

Cólico: no se lo que es, ni por qué, sólo se que duele y mucho. Imagina que te aprietan dónde más te duele, pues ahora aprieta más. Harás y probarás lo que sea para que se me pasen y cuando sigo lo que sea es literal.

Caca: tema principal de conversación de los adultos, algo que seguimos sin entender. Es sólo caca, que de para conversaciones de hora y media se nos escapa a nuestra entendimiento.

Dientes de leche: otro tema de conversación de adultos, y lo que toda madre que da el pecho teme más que una inspección de hacienda. La verdad tampoco lo entendemos, cuando están porque están y cuando faltan porque faltan, a ver si nos ponemos de acuerdo.

Pañal: eso que evita que os pongamos perdidos al soltar lastre y comprobemos vuestro desarrollo psicomotriz en eso de hacer más de una cosa a la vez. Menudas risas.

Rabieta: es nuestra forma de decir que no estamos de acuerdo y que no pensamos hacer lo que nos decís. Vale, quizás no tengamos muy fino eso de controlar nuestro genio, ¿qué quieres, aún no tenemos cuatro años?

Llanto: lenguaje de comunicación universal.

Mordedor: dedo, brazo, pezón, palo o cualquier elemento que encontremos y podamos meternos en la boca. ¿Tu te refieres a ese chisme de colorines con el que juega el gato? Lo siento, no sirve de nada. Pero el gato te lo agradece.

Potitos: ¿me puedes decir qué diferencia hay entre el de pollo con verduritas y el de cordero con menestra? Es que a mi me saben igual. ¿Quién lo hace? ¿Alguien sin lengua? ¿Por el amor del Dodot, no sabéis hacerlo mejor?

Hermano: ser que según vosotros comparte material genético conmigo y cuya única misión en este mundo es meter su dedo por todos y cada uno de mis orificios, no dejarme dormir, ni jugar y mucho menos comer. Vamos, que todo ventajas.

Esto ha sido un ejemplo de nuestro diccionario bebé-castellano, si alguna o alguno ha investigado este mundo y quiere realizar su aportación será bienvenido. Por mi parte nada más que desearos a todos un feliz año 2014.

Imagen | Tobyotter en Flickr

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