¿Deben los profesionales ayudar para que salga la placenta o es mejor dejar que salga sola?

¿Deben los profesionales ayudar para que salga la placenta o es mejor dejar que salga sola?
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Una vez el bebé nace se inicia la llamada tercera fase del parto, que es la etapa en que la mujer expulsa de su cuerpo la placenta. Aunque parece que todo el trabajo ya está hecho porque el bebé ya ha salido, se trata de un momento relativamente delicado porque es en ese momento cuando puede producirse una hemorragia posparto, que es la causa de la cuarta parte de las muertes maternas en el mundo.

Como el grado de sangrado se asocia con el tiempo que pasa entre que el bebé nace y la placenta se desprende, se intenta consensuar cuál es el tiempo del que se dispone para esperar a que la placenta salga (tras ello el útero debe contraerse para evitar la hemorragia) y el modo de actuar para que todo suceda con los mínimos riesgos posibles.

Se dice que lo máximo que puede tardar una mujer en expulsar una placenta si se le está ayudando para ello son 30 minutos, mientras que si se espera a que suceda de manera espontánea son 60 minutos. El problema es el de la pregunta que titula esta entrada: ¿Deben los profesionales ayudar para que salga la placenta o es mejor dejar que salga sola?

El manejo expectante de la tercera etapa del parto

De igual modo que a la hora de dar a luz muchos profesionales recomiendan llevar a cabo una actitud expectante, observando y actuando sólo si hay problemas (yo estoy de acuerdo en ello, como he comentado muchas veces), muchos profesionales recomiendan seguir en la misma línea una vez el bebé ya ha nacido.

El motivo de realizar un manejo expectante es el de seguir con un trato distante, el de lograr que la experiencia del parto sea más natural, siguiendo con la misma filosofía de que si el cuerpo es capaz de dar a luz a un bebé, será capaz después de expulsar la placenta sin problemas.

Una actitud expectante, en cualquier caso, no supone no hacer nada, pues se le recomienda a la mujer que se incorpore para que la gravedad ayude a expulsar la placenta y se realiza estimulación de los pezones para que se segregue oxitocina y el útero empiece a contraerse (un bebé es un perfecto estimulador de pezones y, ya que coincide que por ahí anda uno, que es el que la madre acaba de parir, lo recomendable es que pueda mamar en ese momento, y no después).

El manejo activo de la tercera parte del parto

Otros profesionales, en cambio, sugieren que aún cuando el parto haya sido natural, sin apenas intervención por parte de los profesionales, es mejor llevar a cabo algunas acciones para reducir la incidencia de hemorragia posparto.

Estas acciones serían administrar oxitocina profiláctica antes de que se expulse la placenta, un pinzamiento y corte prematuro del cordón umbilical una vez el bebé sale y el uso de tracción controlada sobre el cordón (como tirando de él) para lograr la separación de la unión entre placenta y útero.

Qué dice la evidencia al respecto

piel con piel

Un metaanálisis realizado por la Cochrane, incluyendo cinco estudios comparando la idoneidad de una u otra práctica demostró que cuando se realiza un manejo activo de la tercera etapa del parto las pérdidas hemorrágicas son menores (las mujeres pierden de media 79 ml. de sangre menos), las probabilidades de sufrir hemorragias posparto son de un 38% menos y el tiempo de duración de la tercera etapa del parto se reduce en hasta 10 minutos de media.

Por contrapartida, el mismo manejo activo hace que aumente el riesgo de náuseas en las madres (hasta casi el doble de probabilidades), vómitos, cefalea e incremento de la presión arterial distólica (la cifra baja) por encima de 100 mm de Hg. Además, el manejo activo supone el pinzamiento y corte prematuro del cordón, que últimamente se está desaconsejando por los beneficios que supone para el bebé esperar unos minutos.

Concluyendo

Tanto el estudio comentado como la Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal recomiendan finalmente el manejo activo del alumbramiento de la placenta como método inicial.

Por supuesto, debe hacerse habiendo informado a las mujeres (esto debería hacerse ya durante el embarazo) de que el manejo activo disminuye el riesgo de hemorragia posparto, acorta la duración de la tercera etapa y disminuye la necesidad de utilizar oxitocina de manera terapéutica.

No lo he leído en ninguna parte, pero creo que, evidentemente, debería informarse a una madre también de los riesgos del manejo activo y de las consecuencias de un corte prematuro del cordón, así como de la posibilidad de llevar a cabo un manejo expectante, explicando los beneficios y explicando las consecuencias que pueden derivarse de ello. Sólo así, con toda la información, una mujer puede ser capaz de decidir qué considera mejor.

A pesar de recomendar el manejo activo como método de elección, se indica que el manejo expectante es una opción válida si una mujer solicita que se le atienda de ese modo.

Yo personalmente estoy de acuerdo con que se intervenga en la tercera fase del parto para minimizar en lo posible el riesgo de hemorragia, sin embargo eliminaría de la lista el pinzamiento y corte prematuro del cordón. Una vez nace el bebé, que se tomen su tiempo, que corten cuando hayan pasado unos minutos y después que se haga todo lo posible por asegurar una adecuada contracción del útero y evitar un gran susto.

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