La siguiente vez que se vean en una de esas camas de paritorio piensen en como sería parir manteniendo el equilibrio sobre unas piedras, o mejor déjenlo, estamos seguros que van a estar pensando en otras cosas.
El método bíblico de dar a luz sobre ladrillos
Cuenta la biblia, que en aquella época, las mujeres daban a luz sobre un par de ladrillos que se colocaban bajo sus pies, llamados "ladrillos de nacimiento" cuya finalidad era la de darle cierto espacio extra a la matrona para coger al bebé antes de que cayera al suelo.
El taburete del parto
Una vez que dejamos de ser un pueblo nómada y comenzamos a vivir en casas en vez de tiendas de campaña, las parturientas daban a luz sobre un taburete. La futura madre se situaba encima del taburete y se recostaba hacia atrás mientras otra mujer la sostenía desde atrás.
Se bebía alcohol durante las contracciones
¡Ven, y a ustedes seguro que nadie le trajo un mísero refresco! Bueno, a pesar de la locura que pueda parecer hoy en día entrar en el paritorio agarrada a la botella de ron, debemos decir que antiguamente la gente se bebía antes una jarra de cerveza o vino antes que un vaso de agua y bueno, un parto duele.
La realeza daba a luz en público
Con más publico que ahora, queremos decir. Y es que en la época en que ser Monarca no era pecata minuta, darle un heredero a la corona era materia de estado. Por tanto, un parto Real era tan importante para el futuro de la Corona y se supone que del país, que debía producirse en presencia de testigos que pudieran corroborar que no había habido ni trampa ni cartón y que el roro real que estaba en la cuna había salido de donde se suponía que debía hacerlo y del sexo correcto.
Que quieren que les diga, para mí es un buen motivo como para no apuntarse a eso de ser reina.
Casarse mientras daban a luz
Imagínense ahora, aquellas madres que han pasado ya por paritorio si durante la expulsión alguien les dijera: "Fulanita, ¿aceptas a Menganito como esposo?" Me imagino yo que más de una boda sería pospuesta, al menos hasta que se pasara la mala leche por el trance sufrido. Pues eso es justo por lo que pasan algunas mujeres de una tribu sudafricana que sólo pueden casarse cuando están dando a luz.
Cocinaban pasteles durante la dilatación
No se ustedes, pero yo no entiendo cómo se le puede llamar sexo débil a quien puede ponerse a cocinar un pastel con contracciones de parto cada pocos minutos. El pastel recibía el nombre de "pastel de los gemidos", adivinen ustedes por qué, y supongo que sería fruto de la mentalidad machista de aquella época considerar que para distraer a las mujeres de los dolores del parto, estas se pusieran a hornear pasteles. Seguro que alguno protestaría si se hiciera demasiado.
Una higiene que dejaba mucho que desear
No ha sido hasta el siglo XX en que se ha conocido la existencia de los gérmenes y sus métodos de contagio, lo que hacía que hasta ese momento los médicos, matronas y demás personal existente en el parto ni siquiera se lavara las manos y con suerte, el recién nacido podía terminar en un paño medianamente limpio.
Hacer testamento
Esta costumbre lleva realizándose hasta hace muy poco, incluso en nuestro días. Sin ir más lejos mi madre pidió un confesor cuando entró en el hospital "por lo que pudiera pasar". Hay que tener en cuenta que la mortalidad de la madre durante el parto siempre ha sido muy elevada hasta que se han mejorado los protocolos de parto, han aparecido las ecografías capaces de detectar posibles complicaciones durante el proceso.
Dejar que el bebé cayera solo
Según los registros históricos, en algunas tribus de nativos americanos, la mujer se colocaba en cuclillas para el parto y simplemente el bebé caía sobre un lecho de hojas (no pensaban que le iban a dejar caer sobre el suelo, ¿no?
Se consideraba que el dolor durante el parto era una señal divina
Ya saben, está escrito, lo de la manzana, la serpiente y una condena a parir con dolor hizo que cuando en 1900 se descubriera la anestesia y su posibilidad de aplicarla durante el parto, la junta de obstetricia de aquel entonces prohibió su uso por considerar que era un mandato divino que la mujer sufriera en el parto. Ya saben, los problemas de dejar una junta en manos de hombres que sabían mucho de eso de parir.
Así que la siguiente vez que visiten la sala de partos piensen en que sí, que las cosas han avanzado bastante desde nuestros ancestros y que aún deben seguir haciéndolo pues parece que quedan aún vestigios de aquellos seres en algunos hospitales de hoy en día.
Foto | ThinkStock
Vía | everyday family
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