Sé que estos días estamos un poco escatológicos con el tema del parto, tras explicaros el pasado jueves que es normal vomitar en el parto y que puede ser hasta cierto punto beneficioso, pero es algo que puede suceder y por eso queremos explicarlo, para que las mujeres lo tengan en cuenta en el momento de dar a luz.
Hoy le vamos a dar una vuelta de tuerca más al parto en este sentido, ofreciendo una recomendación que va, sobre todo, para las mujeres que sufren estreñimiento durante el embarazo: el día del parto, asegúrate de haber "hecho caca" antes.
¿Para no hacer "caca" durante el parto?
Lo primero perdonadme si pensáis que podría haber utilizado algún otro término para referirme a las heces. "Hacer de vientre" se dice mucho, pero nunca me ha gustado. "Aguas mayores" suena demasiado antiguo. "Cagar" demasiado vulgar. "Popó" demasiado infantil. Y "heces" demasiado correcto. Así que me quedo con el "hacer caca", que me parece un término intermedio bastante coloquial y aceptable para la ocasión.
Quizás haya alguien que piense que estoy recomendando que el día del parto se vaya a dar a luz con los intestinos y sobre todo con el recto vacío ante la posibilidad de hacer caca durante el parto. Nada más lejos de la realidad. Durante un tiempo a todas las mujeres que iban a dar a luz se les administraba un enema por ese motivo para que no salieran heces durante el parto.
Se consideraba que de ese modo habría menos riesgo de infección (así el bebé no entraría en contacto con la caca de la mamá), que la mamá tendría un parto más satisfactorio, pues se pensaba que eso de hacerse caca encima les podría suponer una molestia ("qué horror, me haré caca encima") y que los partos serían más cortos.
Pero una revisión de estudios llevada a cabo en el 2008, de la que hablamos hace unos años, demostró que:
- No había diferencias significativas para las tasas de infección ni en las madres ni en los recién nacidos tras un mes de seguimiento. Tampoco se observaron diferencias en la incidencia de infecciones de las vías respiratorias inferiores o superiores en los bebés ni diferencias significativas en cuanto a las tasas de infección umbilical neonatal.
- No se apreció que las mujeres a las que se les aplicó un enema tuvieran partos más cortos.
- No se encontraron diferencias significativas en cuanto a la satisfacción de las mujeres.
Vamos, que tras dicha revisión se optó por ir retirando esta práctica de los protocolos y hacer uso de ella solo si se consideraba necesario. En la Guía de práctica clínica sobre la atención al parto normal de España se decidió hacer la siguiente breve, pero concisa recomendación:
Se recomienda no utilizar el enema de forma rutinaria durante el parto
Sin embargo, si sufres de estreñimiento...
Ahora bien, una cosa es que tengas caca en el recto y que sea pastosa o relativamente blanda, esa que puedes hacer en el parto junto con las contracciones, que salga fácilmente, y otra que sufras estreñimiento y necesites siempre un buen rato de concentración en el lavabo para poder ir soltando bolitas más o menos grandes y más o menos dificultosas. Vamos, que tengas caca dura.
En el segundo caso no solo podrías tener problemas para hacer caca en el parto, sino que podría dificultarse el mismo parto, porque esas heces duras ocupan un espacio en el recto que dificultan el paso del bebé por el canal del parto.
Si os fijáis en la ilustración, la vagina y el canal del parto están al lado del recto. Durante el parto, la dilatación es tal que llega incluso al sacro, que se desplaza un poco hacia atrás para dejar aún más espacio para el bebé. El hueso sacro está detrás del recto y solo puede echar hacia atrás en caso de que la mujer no esté tumbada (si está tumbada imposible, porque la camilla lo impide). Pues bien, imaginad ahora que dentro del recto hay caca, heces duras. Aunque el sacro se desplace y aunque el canal del parto se dilate, habrá un espacio importante, el del recto, ocupado, impidiendo que el bebé progrese adecuadamente, o como mínimo dificultándolo.
Si la mujer no tiene dificultad para hacer caca, no habrá problema, pero si la hay, si eres de las que necesitan tiempo y a veces incluso usar un microenema, puede suceder lo peor: que no hagas caca durante el parto, que las heces sean duras y que el bebé lo tenga un poco más difícil para salir. Por eso, en casos así, puede ser útil intentar hacer caca antes del parto, ya sea de manera natural, ya sea con un enema.
Mi mujer y su estreñimiento
Mi mujer, que es una de esas mujeres que tienen serios problemas de estreñimiento, dice siempre que lo mejor de su segundo parto fue “cuando me pusieron el enema” (bueno, lo mejor después de tener a su hijo, claro), porque por fin pudo saber qué se siente con el intestino vacío.
La razón de que se lo pusieran fue que, tras varias horas dilatando muy poco, una matrona le hizo un tacto vaginal sorprendiéndose al notar que tenía, tal y como le dijo, “un increíble tapón de caca” que parecía evitar que la cabeza del niño descendiera más.
Fue poner el enema, vaciar el intestino y, en cuestión de media hora, dilatar increíblemente desde los 4-5 a los que llegó tras varias horas de contracciones a los 9 con los que le dijeron “venga, que vas a parir ya”.
En conclusión, el enema no es para todas las mujeres, pero sí para aquellas que lo pidan y sí, sobre todo, para aquellas que tengan un estreñimiento bastante acusado, pues podría perjudicarles en la fase de dilatación o en el parto, si no son capaces de hacer caca por sí mismas.
Foto | iStock
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