Cuando decidimos preguntarnos cómo hacíamos las cosas los humanos en la antigüedad, no solo nos fijamos en los miembros de las tribus que aún viven ajenas al mundo occidental, sino también en los animales que más se nos parecen, como los chimpancés o los orangutanes, que tras parir dejan que la placenta y la cría permanezcan unidas hasta que se separan espontáneamente.
Es lo que se conoce como nacimiento lotus; una práctica cada vez más frecuente entre aquellas parejas que prefieren que la separación de su bebé a la placenta sea natural, cuando sea el momento oportuno, y no mediante un corte que consideran que llega antes de tiempo. Para hablar de esta práctica, e ilustrarla, os traigo diez asombrosas imágenes de nacimientos lotus que hemos visto en Babyology.
¿Cuáles son los beneficios del nacimiento lotus?
Aunque no hay evidencia de que llevar a cabo un nacimiento lotus sea positivo para el bebé, los defensores de esta práctica sugieren que en el parto la mujer da a luz a un bebé y a su placenta, que se formaron al mismo tiempo, compartiendo la carga genética y formando un todo que llega al mundo de ese modo, unido como la ha estado a lo largo de la gestación.
Al no pinzarse el cordón, el bebé sigue recibiendo sangre después de haber nacido, en una práctica que se recomienda desde hace años por la disminución de riesgo de anemia y porque podría estar relacionado con las habilidades sociales y del desarrollo psicomotor. Ahora bien, lo que suele decirse es que el pinzamiento sea tardío: una vez hayan pasado al menos tres minutos desde el nacimiento. Otra posibilidad es que se respete la unión hasta que la placenta deje de latir, y después se realice el pinzamiento para proceder al corte (la placenta deja de latir unos minutos antes de salir).
Y lo siguiente es no hacer nada. Tener al bebé sobre la madre hasta que se produce el alumbramiento de la placenta y luego dejarlos unidos tal y como llegan al mundo, hasta que se separan espontáneamente unos días después (entre 3 y 10 días).
Así, consideran que el bebé sigue estando acompañado por su placenta, y de este modo se somete a un menor riesgo de infección por estar acompañado de su placenta, y no de las visitas que cogen al bebé, a menudo, sin preguntar y sin haberse lavado siquiera las manos (incluso consideran que al no producirse el corte hay menos riesgo de sangrado e infección de la zona del corte).
También creen que, al hacerlo así, la madre siente que su bebé y su placenta son un todo que debe cuidar, como si aún estuviera en una fase del parto, permaneciendo en ese increíble limbo psicológico y hormonal de la llegada de una nueva vida. Además, consideran que el corte del cordón antes de que se separe por sí solo puede afectar física y emocionalmente al bebé, y que es algo que debería suceder en su momento, cuando el cordón esté listo para desprenderse.
¿Cuáles son los riesgos del nacimiento lotus?
Aunque quienes lo defienden aseguran que la placenta no se descompone y que lo único que sucede es que su olor se intensifica, sin ser desagradable, el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos (RCOG) de Reino Unido publicó un comunicado hace unos años avisando de que no había evidencia a favor ni en contra de esta práctica, porque no se había estudiado, pero que lo consideraba arriesgado por la degradación de la placenta.
Al contener sangre y no tener circulación, los tejidos de la misma empiezan a morir, a riesgo de que se infecte. En caso de que la placenta se colonice, esa infección podría pasar al bebé, según explican. Por eso sostienen que si alguien se decide a hacer un nacimiento lotus, sea especialmente sensible a esto para detectar de manera temprana cualquier signo de infección.
¿De verdad es mejor que la placenta esté junto al bebé?
Siendo de los que piensan que cada pareja tiene que hacer lo que considere mejor, siempre que el bebé no corra peligro, solo queda tratar de dar respuesta a esta pregunta: si de verdad es mejor tener al bebé junto a su placenta.
Como ya hemos mencionado, no se sabe: no hay estudios que digan que es mejor, ni estudios que digan que es peor. Aplicando la lógica, tenemos a un bebé que necesita mucho contacto piel con piel y una placenta con un cordón que, cuando deja de latir, ha finalizado su función, que era la de proveer al bebé de sangre cargada de nutrientes y oxígeno. Como es lógico, el cordón es un tejido que no puede "autodestruirse" al finalizar su función, así que se va momificando poco a poco hasta que se desprende del bebé.
Y aquí va la pregunta: ¿El bebé se da cuenta cuando se corta el cordón? Cuando aún está recibiendo sangre, es posible que sí. Se pinza y el flujo que era constante desaparece de repente, en un proceso que es diferente a si poco a poco deja de latir. Ahora bien, si pasado el rato en que la placenta deja de latir, se corta, no puede haber diferencia posible porque el cordón no está inervado y no transmite ninguna sensación al bebé. Ya no pasa sangre, ya no hay ninguna comunicación, así que pinzarlo no puede hacerle llegar ninguna información.
Si acaso, perderá el olor de su placenta por no tenerla cerca. Pero no es importante porque en realidad el olor que más le tiene que preocupar es el de su madre, para vincularse desde el primer momento con ella, que será su alimento, sus brazos y, en realidad, su todo.
En lo que respecta al riesgo de infección y sangrado, suele darse en el punto en el que cordón y ombligo se unen, no allí donde se ha pinzado y cortado, precisamente porque la pinza impide que nada del exterior le llegue al bebé.
Así que sin tener muy claro cuál es el beneficio de tener la placenta junto al bebé varios días, pero respetando a quien quiera hacerlo, yo no lo haría con mis hijos (como no lo hicimos cuando nacieron), básicamente porque para cogerlo y atenderlo parece más práctico tener al bebé sin placenta.
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