Uno de los temores más frecuentes cuando tienes una cesárea y planeas tener otro bebé, es el tipo de parto que tendrás. Hasta hace relativamente poco en estos casos se derivaba nuevamente a cesárea por el riesgo de rotura uterina, pero los estudios que se han llevado a cabo han demostrado que las posibilidades de tener un parto vaginal exitoso son de alrededor de un 75%. Hoy os quiero contar mi experiencia, ya que, aunque cada caso es un mundo, creo que es beneficioso hablar de las posibilidades que tenemos después de dar a luz por cesárea.
En mi primer embarazo me diagnosticaron placenta previa oclusiva total; el médico vio en la ecografía del segundo trimestre que habían pocas posibilidades de que se reacomodara, así que desde ese momento supe que mi bebé nacería por cesárea. En efecto, así fue, y tuve una intervención rápida, sin ningún tipo de contratiempo, aunque con un postparto complicado debido a otra intervención que había tenido años atrás y que complicó un poco la cicatrización de la sutura.
Al recibir el alta en el hospital, recuerdo que una de las recomendaciones más insistentes del médico fue que no me quedara embarazada antes de dos años. En ese momento no sabía exactamente el motivo, pero sospechaba que tenía que ver precisamente con la cicatrización de todos los tejidos (internos y externos), que sufres cuando te practican una cesárea.
Debo reconocer que durante muchos meses no me planteé la posibilidad de ser madre de nuevo. El postparto me pareció muy duro porque mi pequeña nació prematura y las noches se me hacían eternas gracias a la combinación de lactancia materna y reflujo. En mi caso diría que la cuarentena duró un año y que incluso hasta después de dos años (diría que casi exactos), no me empezó a rondar la idea de tener otro bebé.
Recomendaciones para tener un parto natural después de una cesárea
Cuando nos planteamos ser padres de nuevo y aprovechando un control médico, pregunté a mi ginecóloga si habían pautas a tener en cuenta de cara a tener un parto vaginal en un segundo embarazo. Al respecto me comentó que hay varios factores que entran en juego:
- El procedimiento médico que se haya hecho durante la cesárea.
- El control prenatal que se haga durante el segundo embarazo.
- En el momento del parto, se debe intervenir lo menos posible (por ejemplo, evitar la oxitocina), y evitar que se prolongue de forma excesiva.
- Por parte de la paciente, la más importante es respetar el plazo tras la cesárea para garantizar una buena cicatrización del útero (en su momento me dijeron que debería ser de dos años, pero se ha comprobado que después de 18 meses se puede intentar sin problema).
Mi parto vaginal después de una cesárea
Después de un embarazo casi idílico (nada que ver con el primero), llegó el tan esperado momento. Rompí aguas alrededor de las 5:00 am, ingresé en el hospital de inmediato y a las 10:00 am empezaron las contracciones de forma constante. Sin embargo la dilatación empezó de forma lenta, así que estuve más o menos hasta las 13:00 sin muchos avances pero con dolores muy fuertes, así que pedí la epidural.
Al hablar con el médico le pregunté si se estaban dando las condiciones para tener un parto normal, a lo que respondió que sí, pero que no podía dejar pasar mucho tiempo más y que consideraba que lo más adecuado era ponerme oxitocina para acelerar la dilatación.
Después de ponérmela, empecé a dilatar rápidamente y casi enseguida dí a luz mediante parto vaginal. El procedimiento fue muy rápido, no tuve episiotomía, no tuve ningún tipo de hemorragia y la recuperación fue muy rápida (muchísimo más que con la cesárea). Sin duda, ha sido una de las experiencias más poderosas que he vivido y haciendo la vista atrás, me considero muy afortunada por haber logrado un parto como este.