La elección de la postura de parto es algo muy personal que dependerá de cada mujer. Si nos ponemos a pensar en la postura de parto ideal, la realidad es que no existe una específicamente, pues la mejor es con la que la mujer se sienta más a gusto en cada momento.
Incluso, se puede realizar una combinación de varias posturas a lo largo de todo el proceso de parto. Veamos entonces cuáles son las diferentes posturas de parto que podemos adoptar y qué ventajas tiene cada una.
En general, las posturas de parto suelen dividirse en dos principales categorías: horizontales y verticales.
Posturas de parto horizontales
Comenzamos con las posturas de parto en las que la madre está en una posición horizontal:
- Posición ginecológica: también llamada decúbito supino o litotomía, es una posición en la que la mujer está tumbada de espalda sobre la cama o mesa de partos, con los pies sujetos a los estribos.
- Posición de McRoberts: tumbada sobre su espalda, la madre flexiona y lleva sus piernas hacia el abdomen (sola o con ayuda del personal médico). Esta posición es poco utilizada, ya que suele recurrirse a ella en casos de distocia de hombros, pues ayuda a liberar el sacro y aumentar el diámetro de la zona pélvica.
Aunque la posición ginecológica es actualmente la más utilizada en los hospitales, lo cierto es que resulta ser una posición incómoda y limitante para la mujer durante el parto. En los últimos años además, diversos estudios han encontrado que podría no ser la mejor opción al momento del nacimiento del bebé.
Las desventajas de la postura horizontal son, por empezar, que va en contra de la ley de gravedad. En lugar de que la presión del peso del bebé facilite la expulsión, la madre no cuenta con esa ayuda natural debiendo empujar al bebé para que atraviese el canal de parto en un plano ascendente, incrementando las posibilidades del uso de fórceps o de cesárea.
Al estar acostada, el peso del útero comprime los grandes vasos sanguíneos interfiriendo la circulación y la oxigenación del bebé. Además, la pelvis se aplana pues el cóccix se aplasta contra la cama estrechando la salida pélvica, lo cual además de interferir en el parto daña la columna de la madre.
Algo que podemos decir a favor de la posición ginecológica, es que hay investigaciones que aseguran que presenta menor riesgo de pérdida de sangre durante el parto y de hemorragias después del parto, en comparación con otras posturas verticales.
Posturas de parto verticales
A diferencia de las posturas de parto horizontales, las verticales dan a la mujer mayor libertad de movimiento, uno de los derechos que debe tener toda madre durante el parto.
- De pie: al estar la mujer de pie cuenta con el apoyo que le proporcionan sus dos piernas. En esta posición se busca una base de apoyo que puede ser una pared, una barra, una cuerda o mejor, la pareja. Esta posición favorece la oxigenación del bebé.
- En cuclillas: la salida pélvica se abre a su máxima capacidad, facilitando la rotación del bebé y el descenso en un parto difícil. Puede requerir menos esfuerzo de puje por parte de la madre. Puede realizarse sobre la camilla o directamente en el suelo.
- Semi-sentada: es una posición que permite descansar a la mujer, permite el monitoreo fetal a la vez que es una buena alternativa para la matrona o el médico. Al estar incorporada la madre puede visualizar el parto. Hay hospitales con sillones de parto que permiten esta posición.
- Sentada: el estar sentada sobre un taburete o sobre las rodillas del compañero permite echarse hacia delante para descansar después de cada contracción. También se pueden recibir masajes para aliviar los dolores en la parte baja de la espalda.
En las posturas verticales la ley de gravedad favorece el descenso del bebé por el canal de parto. A su vez, la presión que ejerce la cabeza del bebé va ablandando el suelo pélvico, facilitando la dilatación y reduciendo las probabilidades de que se practique una episiotomía, es decir, que haya que realizar un corte para agrandar el orificio de la vagina.
Precisamente por esa ayuda que proporciona el propio bebé al descender por el canal de parto, algunas investigaciones demuestran que el tiempo de dilatación es menor y el parto es más corto y menos doloroso en posición vertical que en horizontal, aunque en eso depende mucho el umbral de dolor de cada mujer.
Por otro lado y de acuerdo con un estudio, elegir voluntariamente una postura vertical durante el parto ayuda a tener una experiencia más positiva, ya que proporciona una sensación de fortaleza y empoderamiento en las madres.
Otras posiciones de parto
Hay otras posiciones que no terminan de entrar en ninguna de las dos categorías antes mencionadas, pero que sin duda vale la pena mencionar:
- Posición lateral: la madre se tumba sobre uno de sus lados con las piernas abiertas o separadas.
- Cuadrupedia (en cuatro patas): la madre puede tener manos y rodillas en la camilla, o las manos apoyadas en alguien o algo más elevado y las rodillas en la camilla.
Ambas posiciones como ventaja que no hay presión enel sacro, permitiendo que la pelvis se expanda y facilite la expulsión del bebé, lo que las hace mejor que las posiciones verticales, aunque se limita un poco ese apoyo que daría la gravedad ante una posición totalmente vertical.
¿Cuál es la mejor?
Lo hemos dicho al inicio: no existe una postura ideal para el parto, y como podemos observar, todas tienen sus ventajas y desventajas. La ventaja es que durante el trabajo de parto la madre puede ir probando distintas posturas, hasta encontrar aquella con la que se sienta más cómoda con ayuda del personal médico.
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