Reconozco que durante mis partos no quería a mucha gente a mi alrededor y me bastaba con la presencia de mi marido y padre de mis hijos. Para mi era un momento íntimo, que tenía que quedarse entre nosotros.
Pero está claro que cada mujer vive y entiende su parto de manera diferente y decide compartirlo con las personas que más quiere. Ese es el caso de Hollie Lau de Columbus, Ohio (Estados Unidos). Decidió dar a luz a su tercer hijo, en compañía de su marido, sus padres y sus dos hijos, Charlie, de nueve años, y Hank, de siete años. Y para que "la fiesta", como ella la llama, fuera perfecta, también estaban presentes su doula y su fotógrafa.
Gracias a esta fotógrafa de nacimientos, Hanna Spencer, el nacimiento de Robin Indigo en compañía de sus hermanos quedó bien documentado, con unas imágenes increíbles y muy realistas que muestran el maravilloso vínculo existente entre la madre y sus hijos.
Los niños quisieron participar en el nacimiento de su hermana
A diferencia de la mayoría de las madres que describen sus partos, Hollie habla del nacimiento de su niña, su tercer hijo, como una fiesta: "fue mucha gente". Estaba su doula y su fotógrafa, pero también sus padres, su marido y dos invitados de excepción: sus hijos mayores. Pero no eran meros espectadores: de hecho, Charlie, el mayor, apoyó a su madre en los momentos duros del parto, tal y como ella misma señala: "era mi pequeño doula".
Pero, aunque el momento del parto se presentó sin esperarlo, la presencia de los hermanos mayores estaba bien pensada y planeada. Hanna, que también es doula, explica que siempre había querido tener a sus hijos a su lado cuando diera a luz a su hermana.
Asegura, además, que fueron sus hijos quienes pidieron estar presentes en el nacimiento de su hermanita y sus padres decidieron darles la oportunidad de hacerlo.
Tanto ella como su marido tomaron todas las precauciones necesarias para asegurarse de que los niños estuvieran preparados para lo que verían ese día. Se aseguraron de que el hospital permitiría que estuvieran con ellos durante el parto y les prepararon para lo que iban a vivir, para que asumieran un rol de apoyo. Incluso asistieron a una clase de educación sobre el parto.
Eso sí, los acontecimientos se precipitaron, tal y como cuenta Hollie:
"En una visita a la matrona notaron que el ritmo cardiaco del bebé iba más lento, así que una ambulancia me llevó al hospital porque era momento de inducir el parto".
Mientras, su marido Bryan fue a recoger a sus hijos al colegio y les llevó al hospital a ver a su madre, quien recuerda que se quedaron para el comienzo de la inducción y luego se fueron a casa para comer y descansar hasta que el parto comenzara a avanzar.
Unas horas después, de madrugada, llamó a los abuelos y les pidió que vinieran con sus hijos porque "ya estábamos en la última etapa del parto".
Y, según recuerda, los niños estaban encantados:
"Mi madre comentó que nunca había visto a los niños prepararse tan rápido cuando los despertó. Estaban tan emocionados y querían estar con nosotros y cerca de mí."
El maravilloso vínculo entre la madre y sus hijos
Cuando llegaron al hospital, los dos se metieron de lleno en lo que estaba ocurriendo. Hollie había pedido a sus padres que los sacaran de la habitación si se volvía demasiado abrumador para ellos, pero estaban "fascinados".
Durante todo el parto, sobre todo Charlie, el mayor, no se movió del lado de su madre, apoyándola.
La fotógrafa Hanna, asegura que sintió una gran admiración al ver el vínculo entre Hollie y su hijo en esas fotos. Sabe que su amiga, "educa a sus hijos para que abrecen y se expresen, y eso se ve reflejado en esas fotografías". Hay magia.
Pero, al final los niños sí se sorprendieron, tal y como cuenta su madre, porque parece que nunca están los suficientemente preparados: "parecían los más sorprendidos durante la coronación", aunque añade que fue una sorpresa agradable:
"Comenzar a ver a su hermana y la parte superior de su cabeza después de haber trabajado tan duro durante el parto fue emocionante para ellos".
"Una vez que nació su hermana, los dos niños se sentaron con nosotros mientras yo amamantaba por primera vez y me cuidaron con ternura. Nos rodearon con mis mantas, me quitaron el pelo de la cara y se quedaron mirando a su nueva hermana mientras nos acurrucábamos juntos. Fue mágico".
No todo el mundo comparte la decisión de Hollie y su marido
Por supuesto, no todo el mundo ve magia en esta experiencia, aunque Hollie reconoce que no le molestan las críticas.
Asegura que mucha gente sexualiza el nacimiento porque usa las mismas partes del cuerpo, pero eso no podría estar más lejos de la experiencia que tuvieron los niños: "Es una parte normal de la vida y lo tratamos como una lección de ciencia".
"Así es como los humanos traen vida al mundo. Cuando podemos normalizarla, los niños crecen siendo más positivos para el cuerpo. Nosotros, como sociedad, no necesitamos esconder el nacimiento y la lactancia de nuestros hijos".
Y hay más: asegura que no solo fue una experiencia inigualable para los niños, sino que su apoyo y presencia también le ayudaron en los momentos más duros del parto:
Vía | Cafe Mom
Fotos | Hanna Spencer, fotógrafa de Milk and Hannah (con permiso de publicación expreso)
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