Sería conveniente utilizar una colchoneta o en su defecto una manta doblada. Túmbate sobre ella con la espalda bien aposentada. Dobla ligeramente las rodillas, apoyando los pies en el suelo, coloca las manos entrelazadas en la nuca y sin realizar presión en ella, eleva ligeramente el tronco aprentando las abdominales.
Una segunda serie puedes realizarla tumbada boca arriba, con los brazos estirados a lo largo del cuerpo y las piernas estiradas, coje aire mientras subes las piernas y suéltalo al descenderlas. Siempre debes hacer el esfuerzo con las abdominales.
La respiración abdominal profunda te ayudará también a recuperar la fuerza de los músculos abdominales además de servir para relajarte. Tumbada con las rodillas dobladas, relaja el cuerpo dejando todo el peso caer. Coloca las manos sobre el abdomen, cierra los ojos y siente tu respiración.
Coje aire mientras elevas el abdomen y las manos, empuja con los músculos hacia fuera, cuenta hasta cinco y suelta el aire bajando el abdomen y contrayendo los músculos abdominales, manteniendo la respiración mientras cuentas hasta cinco de nuevo. Repite este ejercicio 3 veces.
Para finalizar y relajar completamente las abdominales, recoje tus piernas encojidas sobre el torso y abrázalas, como si fueras tu bebé cuando estaba en tu vientre, cuenta hasta veinte y vuelve a estirar las piernas relajadamente.
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