Tras el parto, lo más habitual es que la mujer quede con unos kilos de más que irá perdiendo en los meses siguientes, aunque no hay que obsesionarse con ello. Si das el pecho durante el periodo de lactancia materna, es necesario llevar una dieta variada y equilibrada.
No es momento de hacer dietas estrictas ni buscar resultados rápidos pretendiendo recuperar la figura en tiempo récord. No es un objetivo realista ni saludable si estás amantando (ni en cualquier otro momento, en realidad). Si quieres perder esos kilos de más de una forma saludable, puedes hacerlo con constancia y buenos hábitos.
Según el portal especializado e-lactancia, que se basa en evidencia científica, la pérdida de peso lenta (menos de 1,5 a 2 Kg al mes) por medio de una dieta equilibrada de al menos 1.800 calorías, junto a la práctica de ejercicio moderado de tipo aeróbico se considera segura para la madre y para el lactante, siempre que la madre no tenga problemas de desnutrición y amamante a demanda.
¿Cuántas calorías se necesitan para producir leche materna? Una madre precisa aproximadamente 620 calorías diarias para producir unos 750 ml de leche. Del total, sólo 450 calorías se obtienen de la dieta, las restantes 170 calorías provienen de la movilización de las reservas de grasa subcutánea y tejidos corporales que se han acumulado durante la gestación. Es decir, que la lactancia materna ayuda a la bajada de peso en el postparto, pero de forma lenta.
Hay evidencia científica de que las madres que dan lactancia materna exclusiva recuperan el peso más rápido que las mujeres que dan lactancia mixta o que no dan el pecho. Además, cuanto más tiempo se mantenga la lactancia mejor se ayudará a mantener esa pérdida y la de grasa corporal.
¿Puedo hacer deporte si doy el pecho?
La lactancia materna y la práctica de deporte son perfectamente compatibles después del parto. El ejercicio físico tiene numerosos efectos beneficiosos en la salud materna: mejora la función cardiovascular y la calcificación de los huesos, ayuda a perder la grasa acumulada durante el embarazo, aumenta la fuerza y la flexibilidad muscular, estimula el sistema inmunitario, reduce el estrés y la ansiedad, aumenta la autoestima y produce sensación de bienestar. Eso sí, la vuelta al ejercicio debe ser gradual.
Por otro lado, apunta la Asociación Española de Pediatría, la práctica regular de ejercicio físico moderado, en madres previamente entrenadas, no tiene ninguna repercusión negativa en la composición ni el volumen de leche. Sin embargo, el ejercicio físico intenso, en mujeres sin entrenamiento previo, puede producir una disminución en el volumen de leche y cambios en su composición, con un descenso en la concentración de algunos factores de defensa (la inmunoglobulina A o IgA) y del azúcar natural de la leche (la lactosa) y un aumento de otros productos como el ácido láctico, que por su sabor amargo, podría provocar rechazo del pecho (aunque en la práctica este cambio en el sabor de la leche suele ser bien tolerado por el lactante). Por todo ello, la práctica de ejercicio intenso de forma continuada sólo es aconsejable en las deportistas profesionales.
En cuanto al tipo de deporte, la natación solo está contraindicada en el puerperio inmediato. Durante la lactancia no son recomendables los deportes en los que exista riesgo de traumatismos en la mama. Se puede practicar cualquier otro deporte siguiendo las siguientes recomendaciones: Realizar el ejercicio físico después de amamantar y utilizar un sujetador de deporte, preferiblemente de algodón. Se debe hacer siempre un calentamiento previo e incrementar la intensidad del ejercicio progresivamente, parando cuando se canse ya que no se debe llegar a tener sensación de fatiga. También se recomienda aumentar la ingesta de líquidos y seguir una dieta pobre en grasa (por debajo del 30% del aporte energético) y rica en hidratos de carbono complejos (hasta un 55-59%), para mantener los depósitos de glucógeno, principal fuente de energía para la actividad física.
Las madres que deseen perder peso pueden combinar el ejercicio físico con una restricción calórica moderada siguiendo una dieta equilibrada, sin que tenga efectos negativos sobre la lactancia.