El abultamiento de las mamas es normal en los recién nacidos, tanto en niños como en niñas, y se debe al paso de hormonas de la madre. A pesar de que pueda generarnos dudas o preocupaciones, es algo transitorio, aunque a veces tarda tiempo en desaparecer.
Te explicamos con detalle por qué algunos bebés tienen los pechos hinchados, y cómo evoluciona la ingurgitación mamaria del recién nacido.
Una condición muy común en los recién nacidos
La inflamación de las glándulas mamarias es una condición bastante común en el recién nacido, sin importar su sexo. No en vano, según el portal médico 'News Medical Life Sciences' se estima una incidencia de hasta un 70%, siendo un fenómeno totalmente benigno y transitorio.
Por lo general, esta condición tiende a observarse alrededor del tercer día de vida y en ambas mamas por igual, aunque también hay veces en las que un pecho está más hinchado que el otro. Además, entre un 5 y un 20% de los casos, las glándulas mamarias del bebés también pueden segregar unas gotas de leche, conocida coloquialmente como "leche de brujas". Esta secreción puede durar hasta dos semanas, incluso cuando la hinchazón mamaria ya ha desaparecido.
¿Qué hacer si mi recién nacido tiene los pechos hinchados?
Aunque es normal asustarse al principio, es importante recalcar que se trata de un proceso totalmente benigno y pasajero, que no requiere de ningún tipo de intervención. Simplemente hemos de dejar que pase el tiempo hasta que las hormonas del bebé recuperen los niveles normales.
Algo que no debemos hacer jamás es presionar las mamas del bebé para sacar leche, si es que la vemos, ni hacer ningún masaje. La presión podría inocular bacterias que darían lugar a infecciones que deben ser tratadas rápidamente con antibióticos. En esos casos, las mamas no solo se ven abultadas, sino también enrojecidas, molestan al tacto o presentan una secreción mucopurulenta a través del pezón.
En definitiva, la inflamación de las glándulas mamarias del bebé no es un fenómeno perjudicial ni tampoco doloroso, y acabará desapareciendo por sí solo al cabo de los días. No está de más consultarlo con el pediatra en las primeras revisiones, y sobre todo estar muy atentos a cualquier otro signo que pueda indicar una complicación.
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Vía | Hospital San Joan De Deu
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