Los recién nacidos son especiales y tienen unas características muy concretas. El paso del útero al exterior es un gran contraste y deben adaptarse; por eso, muchos de sus órganos van a sufrir una serie de cambios tras el nacimiento. Cuando nace un bebé, es habitual que los padres se pregunten si lo que les sucede es normal o no; y el tema de los genitales, en concreto, genera muchas dudas.
Lo que es normal en las niñas
- Los genitales pueden estar hinchados tras el nacimiento Tanto en los niños como en las niñas, podemos notar que los genitales están hinchados. Parece deberse al propio desarrollo de los mismos, al paso de hormonas maternas y como consecuencia del parto. En el caso de las niñas, es bastante común los labios mayores estén hinchados al nacer, con la piel muy lisa, y poco a poco van adelgazando.
El flujo vaginal Aunque sorprende mucho a los padres, no es raro que las niñas recién nacidas tengan flujo vaginal, una secreción mucosa, los primeros días de vida. Se debe al paso de hormonas maternas. No debemos tener ningún cuidado especial y ni realizar una limpieza exhaustiva (no debemos esforzarnos para que desaparezca).
La primera menstruación Aunque menos frecuente, algunas niñas pueden tener una "mini-regla" en los primeros días de vida debido también al paso de hormonas maternas (en concreto, estrógenos). La ingurgitación mamaria que pueden presentar los recién nacidos de ambos sexos también se debe a ellas.
Lo que es normal en los niños
Criptorquia o falta de descenso testicular. Durante la gestación, los testículos se forman en el abdomen del feto y poco a poco van descendiendo hacia la ingle, alcanzando la bolsa escrotal hacia las 35 semanas de embarazo. A veces en el momento del nacimiento no están del todo descendidos y podemos notar una o las dos bolsas escrotales vacías. Hablamos de criptorquidia. En la mayoría de los casos finalizarán su descenso durante los 6 primeros meses de vida, pero es importante el pediatra realice un buen seguimiento.
Cuando se acumula líquido en los testículos. Como hemos comentado, los testículos descienden desde el abdomen hacia la bolsa escrotal habitualmente antes del nacimiento. Lo hacen a través de un conducto llamado conducto peritoneo vaginal que suele cerrarse (obliterarse) cuando el descenso finaliza. Sin embargo, a veces puede permanecer abierto y dejar pasar líquido, que se acumula en la bolsa escrotal y hace que ésta se hinche. Es lo que se conoce como hidrocele. Cuando el orificio es más grande puede pasar también contenido intestinal y estaríamos ante una hernia inguinal.
- La fimosis del recién nacido. La mayoría de los recién nacidos nacen con fimosis. El orificio del prepucio, que es la piel que recubre al glande del pene, es estrecho en la mayoría de los neonatos; además, el glande y el prepucio aparecen pegados por un tejido fibroso fino (adherencias balano-prepuciales). Ambas circunstancias hacen que sea difícil retraer el prepucio y visualizar el glande. Aunque antaño era habitual forzar el descenso del prepucio en las primeras visitas al pediatra, se ha comprobado que a lo largo de los primeros meses y años de vida las adherencias irán despareciendo y el orificio ampliándose sin que nosotros tengamos que intervenir. El "tirón" o retracción forzada del prepucio no sólo no aporta ningún beneficio sino que puede ser contraproducente, ya que se hacen heridas que al cicatrizar pueden producir fibrosis y empeorar la fimosis.
Lo que no es normal en las niñas
Hemos comentado que tanto el flujo vaginal como un pequeño sangrado son habituales los primeros días de vida por paso de hormonas maternas. Si hubiese sangrado vaginal más adelante, o excesiva secreción mucosa y/o irritación vulvovaginal deberíamos consultar.
Las sinequias vulvares son bastante frecuentes aunque suelen aparecer algo más tarde (más incidencia a los 3-6 meses de vida y en torno a los 6 años). Se trata de una adherencia de los labios menores que no dejan ver por completo la vagina. No suelen causar ninguna molestia aunque si los labios menores están fusionados por completo (lo que llamamos sinequia vulvar total), podrían aparecer dificultades para orinar o flujo vaginal maloliente. Muchas se resuelven espontáneamente por lo que no deben tratarse salvo en el caso de fusión completa que produzca dificultad en la micción o infecciones de repetición.
Una anomalía rara en los genitales de las niñas es el himen imperforado, que puede detectarse en periodo neonatal o pasar inadvertido y diagnosticarse en la adolescencia. El himen es la membrana que recubre la entrada de la vagina; habitualmente lo cubre sólo parcialmente. Si esta membrana cubre por completo el orificio vaginal, hablamos de un himen imperforado. Esto hace que las secreciones vaginales no puedan salir. En las niñas pequeñas esto puede pasar inadvertido y se detecta con la llegada de la menstruación.
Lo que no es normal en los niños
Aunque los testículos pueden descender hasta la bolsa escrotal tras el nacimiento, si faltan los dos (criptorquidia bilateral) debemos realizar alguna prueba complementaria. Si sólo falta uno (criptorquidia unilateral), el pediatra realizará un seguimiento estrecho para garantizar que desciende y si no lo hace pasados 6 meses (en los bebés prematuros pueden tardar un poco más) lo derivará al cirujano infantil pues es probable que necesite descenderlos quirúrgicamente. Es muy importante que los testículos se localicen en la bolsa escrotal, pues necesitan una temperatura inferior a la del abdomen para desarrollar su función correctamente.
El hidrocele que aparece en el recién nacido suele resolverse espontáneamente antes del año de vida. Sin embargo, si persiste más allá debe ser valorado por un cirujano pediátrico y suelen operarlos en torno a los dos años de edad. Si se trata de una hernia inguinal suele intervenirse en el momento del diagnóstico.
La fimosis está presente en la inmensa mayoría de los recién nacidos pero, como hemos comentado, irá resolviéndose según crezcan. Pero si persiste la fimosis más allá de los 3 o 4 años, debería realizarse algún tratamiento. Como primera opción puede aplicarse una pomada de corticoide que ayuda a ensanchar el orificio del prepucio. Si esto no funciona, más adelante deberá operarse.
Otras malformaciones que podemos encontrar en los varones son epispadias e hipospadias y se deben a una incorrecta localización del orificio uretral. En el caso del epispadias, que es menos frecuente, el orificio uretral se localiza en la cara superior del pene y en el caso del hipospadias en la parte inferior. Estos casos siempre deben operarse.