Cuando estamos embarazadas todas las atenciones y cuidados son dirigidos a nosotras, nuestra salud y bienestar se vuelve prioridad. Entonces nace nuestro bebé y todas esas atenciones pasan a él, porque desde luego, ahora él es muy importante.
Pero, ¿qué pasa con la mamá? Repentinamente se vuelve invisible. Una madre, como muchas, se dio cuenta de eso y decidió hacer una pequeña prueba.
Seguro muchas madres se identifican con lo que nos cuenta esta madre al decir que parecía que se había vuelto invisible después del nacimiento de su hijo. En realidad es muy lógico que esto suceda: todos desean conocer al nuevo bebé. Sin embargo, creo que es algo en lo que estamos fallando.
Pocas veces nos detenemos a pensar en cómo está la mamá después de pasar por un parto o cesárea. Regularmente la pregunta es: "¿cómo está el bebé?" y todas las conversaciones giran alrededor de él.
Lo curioso es que esto lo hacemos desde luego sin mala intención y sin darnos cuenta. Una madre notó lo que estaba pasando y decidió comprobar si realmente se había vuelvo invisible para los demás. Compartió su experimento y una interesante reflexión en Facebook.
Poco después de que mi hijo naciera sentí que me volví invisible.
Un día comencé a usar solamente un arete. Cualquiera que me conozca sabe que esto no es algo que yo usualmente haría, y resultó que tuvieron que pasar 7 meses para que alguien lo notara. 7 meses de interacciones sociales, y nunca nadie me miró a la cara ni lo notó. Me di cuenta que como madre de dos hijos menores de 2 años que siempre salía, que "solo me quedaba en casa" o que "no trabajaba" me había vuelto invisible; no solo a la sociedad (quienes probablemente no se darían cuenta que llevaba solo un arete), sino también a mi familia, a mis amigos, y quizás, siendo muy honesta, a mí misma.
Frecuentemente mis conversaciones telefónicas con mi familia y amigos (cuando podía y si podía tenerlas) comenzaban con un "¿cómo están los niños? ¿cómo está tu esposo?" y nuestra conversación entonces tomaba el curso natural hacia donde se dirigía. Rara vez alguien me preguntó cómo estaba yo.
Ahora que pienso en eso, supongo que todos deducían que si las personas que yo era responsable de cuidad estaban bien, yo también debía estarlo.
Me di cuenta en esos 7 meses que no quería ser invisible, ni en mente ni en la de los demás.
El cambio hacia la maternidad sin duda no es fácil. Es un papel que toma muchísimo de nuestro tiempo y si no nos damos cuenta, nos absorbe totalmente. A veces nos sentimos solas o sentimos que lo que nosotras queremos o necesitamos no es tan importante.
Durante este proceso de ajustarnos a nuestra nueva vida de madres, aceptar que ya no somos la misma de antes puede ser difícil para muchas mujeres. Pero debemos recordar siempre que lo que estamos haciendo es algo que no tiene precio, y que probablemente, lo estamos haciendo excelentemente, pese a que nadie lo reconozca o nos lo diga en voz alta.
Así que, esta publicación es para decirte que si hoy te sientes sobrepasada, invisible o que no eres importante, realmente sí lo eres.
Eres muy importante, y probablemente eres el engranaje que mantiene todo corriendo de manera suave.
Sigue con el buen trabajo, y si nadie más te lo dice esta semana, que sepas que eres invaluable en el trabajo que haces y que tus sacrificios no pasan desapercibidos.
El mensaje ha resonado con otras madres que se sienten igual a ella. Y aunque muchas no pasan o se sienten como ella, definitivamente este es un sentimiento común en algunas de las madres.
Algunos comentarios han hecho la observación de que no necesariamente se es invisible si alguien nota que no llevamos puesto un arete, pudiera ser que la otra persona estaba distraída, que no presta atención a los detalles o simplemente no supieron o quisieron decirle porque parecería que solo estaban fijándose en cómo lucía. Pero creo que realmente lo importante no es el arete, sino ese sentimiento cuando nos creemos olvidadas o sin importancia.
Por eso es importante que procuremos tomar más conciencia de que cuando nace el bebé, también importa lo que sienta la madre, pues acaba de pasar por un cambio monumental, que no solo modifica su estilo de vida, sino también su manera de pensar y de cómo se ve a ella misma.
Vía | Popsugar
En Bebés y más | Una embarazada quería premiar al primer hombre que le cediera el asiento en el metro. Tuvo que esperar al octavo mes de su segundo embarazo, La maternidad invisible: entrevista a Laura Gutman