El abuso sexual a menores se silencia en muchas ocasiones, pero es necesario hacerlo público, tenerlo en cuenta, ser conscientes de su existencia y de la necesidad de perseguirlo y erradicarlo. Con este fin, la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual ha publicado la "Nueva tipología de Maltrato Infantil", donde propone que se amplíe el concepto de maltrato sexual y se señalen subtipos.
De este modo, y como explica nítidamente el vídeo que vemos a continuación, se pretende completar la clasificación existente del matrato infantil incluyendo una nueva tipología general etiquetada como “maltrato sexual" y también se incluyen como maltrato las omisiones de cuidados básicos en el campo del desarrollo sexual y afectivo.
Se trata de formas de maltrato infantil silenciadas. Pero las cifras son impactantes: un 10% de los niños y un 20% de las niñas sufren algún tipo de abuso sexual. La Academia de Sexología y Medicina Sexual cree que la definición de "maltrato sexual" se queda corta y que hay que entenderla como cualquier acción intencionada, no accidental, u omisión que pueda hacer daño a la sexualidad infantil y a su desarrollo sexual y amoroso posterior.
Nueve tipos de maltrato sexual
La Academia, a partir de la categoría general de “MALTRATO SEXUAL" propone los siguientes subtipos que extraemos del documento:
Las mutilaciones o daños físicos en órganos de claro significado sexual, como la mutilación del clítoris, los labios menores o mayores; así como la mutilación de mamas o la presión con objetos que impidan su crecimiento, etc. Estas prácticas son un atentado contra la propiedad del cuerpo y la libertad, amenazando el desarrollo sexual y la vida sexual y amorosa de las personas para toda su vida. Como ocurre en otros muchos casos las mutilaciones son también, a la vez, una forma de maltrato físico y emocional, pero es importante que sean reconocidas como un atentado específico a la vida sexual y amorosa de las mujeres.
Los matrimonios concertados de menores prepúberes o adolescentes por parte de personas adultas, con frecuencia, aunque no solo, niñas que son entregadas como esposas por la propia familia. Las formas son muy variadas, pero siempre son un atentado a la propiedad de su cuerpo y la libertad para decidir su vida sexual y amorosa, truncando, además, su desarrollo en numerosos aspectos, como el académico y profesional.
Abusar sexualmente de una persona menor que no puede consentir, dada su edad (o sus limitaciones mentales y sociales) o que es sometido/a cualquier conducta sexual sin su consentimiento. Las formas de abuso y las estrategias de los abusadores son muy diversas, incluyendo acciones a través de internet como el sexting y el grooming, entre otras. La persona que abusa suele servirse de su asimetría de edad (por su mayor poder y conocimiento) y de diferentes formas de coerción o engaño. Los abusos sexuales son un atentado contra la vida sexual y amorosa de las personas menores, su libertad y su infancia, con efectos que, en algunos casos, duran toda su vida.
Las diferentes formas de explotación sexual comercial de menores, con dos formas bien específicas, la mal llamada prostitución infantil (porque en ningún caso puede considerarse una decisión libre) y la pornografía infantil. Estas formas de maltrato sexual deben figurar separadas de los abusos sexuales, porque su naturaleza comercial, contexto social, motivación, etc., es muy distinta. En el primer caso, se trata de la venta o compra de servicios sexuales de menores o de la participación en cualquier tipo de mediación comercial en esta actividad. En el segundo se trata de involucrar a menores en la producción, comercialización, venta, compra, difusión o uso de contenidos con pornografía infantil-adolescente.
La no aceptación de la identidad sexual, incluidas la transexualidad y transgénero de un niño o una niña. Es un atentado a su identidad personal, no reconociendo lo más específico de una persona, su yo más auténtico que, como es sabido, puede conllevar numerosos sufrimientos y efectos muy negativos en la vida sexual y amorosa, familiar, escolar y social.
La no aceptación de la homosexualidad o la bisexualidad en la infancia o la adolescencia. Estas personas tienen las mismas necesidades sexuales y amorosas que el resto de la población, necesidades que desean resolver con personas de su propio sexo o con ambos sexos. No aceptarlas atenta contra su identidad como persona, toda su vida sexual y amorosa, la pareja o familia que puedan desear tener, etc., pudiendo ocasionarles graves daños psicológicos, sociales y profesionales.
La negación a las personas con discapacidad de la educación sexual y los derechos sexuales que podrían hacer efectivos si recibieran las ayudas adecuadas. El principio de la integración y mayor normalización posible de las personas con discapacidad también debe extenderse al campo sexual, afectivo y amoroso. Lo contrario es un atentado a derechos fundamentales de estas personas, que no deben tener más limitaciones que las derivadas de su grado de discapacidad, si fuera el caso.
Las diferentes formas de negligencia sexual, como no ofrecer información y educación adecuada en la familia y escuela para su salud sexual. Diferentes formas de negligencia sexual como negar informaciones básicas, dejando de hacer una adecuada educación sexual positiva, impedir a profesionales en la escuela o en los servicios sanitarios y sociales que informen a la población infantil y adolescente y les ayuden a evitar riesgos es una forma de negligencia que puede tener graves consecuencias personales y sociales bien conocidas.
La violencia de género y todo tipo de violencia intrafamiliar puede tener graves consecuencias para niñas, niños y adolescentes, por lo que debe ser considerada también una forma específica de maltrato a la infancia que afecta muy especialmente a la mala socialización como hombre o como mujer. Además de las consecuencias directas de la violencia manifiesta, los modelos educativos no igualitarios perpetúan las desigualdades e impiden el sano desarrollo de hombres y mujeres, socializando para la discriminación de las mujeres desde la infancia y provocando carencias que dificultan la vida sexual y amorosa de ambos sexos.
En definitiva, se trata de una iniciativa que esperamos que ayude a visibilizar estos problemas y que ha recibido la adhesión de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Es lógico que, como en los casos del maltrato físico, emocional y negligencia, el maltrato sexual también tenga subtipos: el maltrato sexual infantil no solo son los abusos sexuales a menores.
Foto | iStock
Vídeo | Youtube
Sitio Oficial | Academia de Sexología
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