Estos son los errores mas comunes que cometemos al aplicar el protector solar a los niños

Todos sabemos que el uso de protector solar es muy importante para evitar los nocivos efectos de la radiación. Esto se multiplica cuando se trata de niños: su piel es extremadamente delicada y las quemaduras se producen de una forma más rápida que en la piel de un adulto. Por eso no se trata sólo de aplicarlo, sino de hacerlo bien.

Hoy queremos enumerar los errores más frecuentes a la hora de utilizar protectores solares con los niños, ya que conocerlos es fundamental para evitar quemaduras inesperadas y mantener la salud de su piel (incluso a futuro).


1º error: no utilizar el protector adecuado

Lo primero que debemos tener en cuenta es que es muy importante aplicar un protector solar especialmente diseñado para niños, ya que estos tienen algunas características que no poseen los de adultos. La más importante de ellas es el tipo de filtro que contiene, ya que generalmente toda (o un porcentaje muy alto) de su fórmula está compuesto por filtros físicos.

Estos son los mejores para aplicar a bebés y a niños porque se quedan en la superficie de la piel (los reconoceréis por dejar un rastro blanco sobre la piel), y no entran en su torrente sanguníneo. Lo mejor es que no necesitas esperar nada para que hagan efecto, mientras que con los químicos sí.

2º error: aplicar poca cantidad

En cuestiones de protección solar debemos ser generosos. Una buena capa de crema nos garantiza que el niño está protegido y que los filtros van a actuar durante al menos dos horas. Escatimar con la crema puede darte una falsa sensación de seguridad y puedes encontrarte con una quemadura inesperada.

3º error: no aplicar en zonas "escondidas"

No debemos olvidar aplicar protector solar en zonas como las orejas, el cuello, la cara interna de brazos y piernas, en las manos y en los pies. Teniendo en cuenta que los niños no paran de jugar y de moverse, el sol puede incidir en estas zonas y provocales quemaduras que además de dolorosas, son muy incómodas por los roces con la ropa y los zapatos.

4º error: no reaplicar cada 2 horas o al salir del agua

Aunque los protectores solares indiquen que son "resistentes al agua", su efectividad disminuye cuando los niños se bañan. Por eso debemos reaplicar cada vez que salgan de la piscina o del mar (para esto siempre tengo a mano un protector solar en spray), y hacerlo también cada dos horas si estamos al aire libre.

5º error: no protegerles con elementos físicos

Toda ayuda es poca para proteger la delicada piel de los niños, especialmente si tienen fototipos que los hace especialmente sensibles al sol (por ejemplo, piel muy clara y rubios).

Por ese motivo es recomendable protegerles con sombrillas, sombreros de ala ancha, gafas de sol y bañadores con protección solar (hay muchos que son preciosos y además súper efectivos).

7º error: exponerles en las horas de mayor radiación

Por último, y aunque no tiene que ver directamente con el uso del protector solar, suele ser el más común. En el lapso entre las 12 y las 16 horas, la radiciación solar es máxima, por lo que hay que evitar exponerse al sol en ese momento y esto aplica tanto para los adultos como para los niños.

Recordemos que como protejamos a los niños del sol reducirá el riesgo de que padezcan enfermedades de piel en el futuro.

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