Los gases son uno de los episodios más frecuentes en lactantes y bebés. Producen dolor abdominal, malestar e irritabilidad, y suelen ir desapareciendo a medida que su sistema digestivo va madurando. Sin embargo, los gases no son exclusivos de los bebés, por lo que ninguno estamos exentos de padecer esta incómoda molestia en un momento dado.
Por lo general, los niños suelen ser bastante propensos a acumular gases en el tubo digestivo, produciéndoles hinchazón y dolor de tripa. Hoy hablamos de los gases en niños: por qué se producen y qué podemos hacer los padres para ayudarles.
¿Qué son los gases y qué síntomas provoca?
Los gases intestinales es aire que se acumula en el sistema digestivo. Los gases pueden llegar allí de varias formas, siendo lo más habitual la ingesta de aire de forma inconsciente mientras comemos, ingiriendo ciertos alimentos que favorecen su producción o cuando las bacterias del intestino grueso descomponen la comida no digerida.
Cuando los gases están en el tracto digestivo superior (generalmente en el esófago) suelen liberarse a través de la boca mediante el eructo, mientras que cuando llegan al intestino delgado o colon salen a través del recto en forma de ventosidades o flatulencias.
Cómo se producen los gases y cómo podemos prevenirlos
Cuando los gases están en el tracto digestivo superior
Como acabamos de ver, una de las principales vías de entrada de aire al sistema digestivo se produce mientras ingerimos o deglutimos los alimentos. Estos gases son los que se acumulan en el tracto digestivo superior, provocando su salida a través de la boca mediante los eructos.
Este tipo de gases pueden prevenirse con estas sencillas prácticas:
- Hacer de la comida un momento relajado y enseñar a nuestros hijos a comer despacio y de forma tranquila
- Masticar correctamente los alimentos antes de ingerirlos
- Evitar ciertas prácticas que pueden provocar que traguemos aire con mayor frecuencia, como masticar chicle, chupar caramelos o beber líquidos a través de una pajita
- Evitar el consumo de bebidas gaseosas o carbonatadas
Cuando los gases están en el intestino
En cuanto a la acumulación de gases en los intestinos, estos se produce por la digestión o fermentación de los alimentos no digeridos por las bacterias del intestino, o cuando el sistema digestivo no descompone completamente ciertos componentes de los alimentos, como el gluten o el azúcar de lácteos y la fruta.
En estos casos, los gases pueden venir acompañados de otros síntomas como hinchazón, estreñimiento, dolor abdominal, diarreas, flatulencias...
Si estos síntomas son frecuentes es necesario consultar con el médico, pues podría asociarse a la presencia de algunas patologías como intolerancia al gluten o a la lactosa. También la bacteria helicobacter pilory puede provocar inflamación de la mucosa gástrica, con síntomas similares a los descritos.
Gases temporales provocados por el consumo de ciertos alimentos
Por otro lado, también hay ciertos alimentos que pueden ser más difíciles de digerir y que pueden provocar gases de manera temporal. Tal es el caso de la fibra, las legumbres o ciertas verduras como la cebolla, el puerro, la coliflor, el repollo o el brócoli.
Este tipo de alimentos son muy beneficiosos para los niños, por lo que no deberíamos eliminarlos de su dieta salvo que el pediatra nos lo indicara. En cambio, si tras su ingesta observas que tu hijo se queja de gases, puedes ofrecerle menos cantidad la próxima vez, cocinarlos de otro modo que lo tolere mejor, o bien reducir temporalmente su consumo hasta que mejoren los síntomas y después volver a introducirlos en su dieta lentamente.
Otros alimentos ricos en grasas saturadas, harinas refinadas o azúcares, así como bebidas azucaradas, carbonatadas y gaseosas, no solo pueden provocar gases y malestar abdominal, sino otros problemas de salud, por lo que se recomienda no incluirlos en la dieta de los niños.
Cómo aliviar los gases en niños
Si tu hijo se queja de forma puntual de gases, puedes poner en práctica las siguientes recomendaciones para ayudarle a aliviar los síntomas:
- Anima al niño a echar los gases cuando lo necesite, pero enséñale a hacerlo con educación, en el cuarto de baño o cuando no esté en presencia de otras personas.
- Dar un paseo es uno de los mejores remedios para favorecer la motilidad intestinal y la eliminación de los gases.
- No le dejes que se tumbe nada más comer; al contrario, caminar 10 o 15 minutos tras la comida ayuda a prevenir los gases.
- El calor puede ayudar a aliviar los síntomas, por lo que puedes probar a prepararle un baño caliente o aplicar calor local en zona abdominal con ayuda de una bolsa de agua caliente o un saquito de semillas (¡siempre con mucha precaución!)
- Masajea suavemente su abdomen de forma circular en el sentido de las agujas del reloj para estimular el movimiento intestinal y expulsar los gases.
- Pide al niño que se tumbe boca arriba, flexione las piernas y las lleve hacia su abdomen haciendo una ligera presión. Esto favorecerá la expulsión de los gases por abajo.
- Ciertas posturas como la posición fetal o colocarse a cuatro patas y echar a continuación el cuerpo hacia atrás hasta apoyarlo en los talones, pueden ayudar a aliviar el malestar.
- Nunca des a tu hijo medicamentos (incluso de venta sin receta), infusiones o probióticos para aliviar los gases sin consultar previamente con su pediatra.
En caso de que los gases no cesen al cabo de unos días, que el dolor vaya a más y no se mitigue con estos consejos, o aparezcan otros síntomas asociados como malestar general, diarreas, vómitos o fiebre, se debe consultar de inmediato con el pediatra.
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