A menudo se presentan en el mismo momento del nacimiento, y otra veces se forman en los primeros meses de vida. Tienen una primera fase de rápido crecimiento en la que su volumen y tamaño aumentan rápidamente, seguida de otra de reposo, en la que el hemangioma cambia muy poco, y de una fase de involución en la cual comienza a desaparecer. Requieren un control frecuente por parte del pediatra, del color y tamaño de la manchita. La mayoría van desapareciendo con el tiempo.
Hasta ahora, se desconocía las causas de su formación. Pero un grupo de médicos e investigadores españoles del Hospital La Paz de Madrid, liderados por el especialista en hemangiomas, Juan Carlos López Guitiérrez, han descubierto una posible relación entre factores maternos durante el embarazo y el desarrollo de los hemangiomas en el feto.
Se cree que la falta de oxígeno en la placenta durante los primeros meses de gestación podrían producir alteraciones en la circulación placentaria. Esto se relaciona a su vez con factores de la historia materna durante el embarazo, como fecundaciones in vitro y partos gemelares. A su vez, se ha visto que cuanto más prematuro es el bebé, más probabilidad tiene de desarrollar un hemangioma, asi el 25% de los bebés prematuros lo desarrollarán. En conclusión, es la hipoxia o falta de oxígeno en las células de los vasos sanguíneos lo que las haría proliferar sin control.
Hay muchos otros factores que quedan por descubrir sobre la formación de estas lesiones. El problema surge en la dificultad de estudiarlos en el feto. De momento, se seguirá investigando usando animales de laboratorio como los ratones.
Vía | Diario médico En Bebés y más | Angiomas en niños