La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha alertado recientemente sobre un brote de paperas que afecta ya a más de 30 jóvenes de entre 18 y 22 años. Este brote viene a sumarse a otros casos que se han sucedido en lo que va del año.
Este tipo de brotes esporádicos son algo normal, y en este caso concreto podría deberse a un problema con ciertas dosis de la vacuna triple vírica administrada durante los años 1985 a 1988 y entre 1995 a 1998, que no protegieron adecuadamente.
La Comunidad de Madrid recomienda comprobar si se necesita la revacunación para evitar enfermar, además, es importante que nuestros hijos tengan su calendario vacunal al día. Te contamos todo lo que debes saber sobre la parotiditis y su prevención.
¿Qué son las paperas?
La parotiditis epidémica o paperas, es una infección vírica que afecta principalmente a las glándulas que fabrican la saliva, de manera que se inflaman y duelen. Las más grandes son las parótidas, que se sitúan delante del pabellón auricular. También hay otras glándulas ubicadas debajo de la mandíbula.
Es frecuente en niños de entre dos y 12 años no vacunados contra la enfermedad, aunque puede suceder a cualquier edad.
¿Cómo se contagia?
Se trata de una enfermedad muy contagiosa, pues el virus responsable (de la familia de los paramixovirus) es especialmente resistente, pudiendo sobrevivir varios meses incluso a -65ºC.
Como tantas otras enfermedades víricas, el virus de la parotiditis se contagia por el aire a través de la saliva. Es decir, la persona infectada puede contagiar a través de la tos y los estornudos, compartiendo ciertos utensilios (chupetes, botellas, cubiertos...) o mediante las gotitas de saliva que se expulsan cuando hablamos.
También es frecuente contagiarse mediante el contacto directo con superficies contaminadas, cuando tocamos algo y a continuación nos llevamos las manos a la boca, la nariz o los ojos.
El periodo de incubación es de dos semanas a 24 días, por lo que la persona enferma puede contagiar sin saber todavía que tiene la enfermedad. Sin embargo, el periodo de máximo contagio tiene lugar uno o dos días antes de que las glándulas comiencen a inflamarse, y hasta cinco días después.
¿Qué síntomas tiene?
Por lo general, la parotiditis epidémica es una enfermedad leve y sin secuelas cuando se contrae durante la infancia, pudiendo llegar a ser más grave si el contagio se produce en la edad adulta. Aunque uno de cada cinco niños infectados no presentan síntomas, es frecuente que se asocien las siguientes molestias:
Dolor y dificultad para masticar, debido a la inflamación de las glándulas. Algunas personas pueden presentar también molestias al hablar.
Tos y secreción nasal.
Dolor de cabeza, malestar general y fiebre moderada durante los primeros días.
Lo normal es que se inflamen las dos glándulas parótidas, aunque en un 25 por ciento de los casos solo se inflama una; es lo que se conoce como parotidis unilateral.
Complicaciones asociadas
Aunque no es la habitual, en ocasiones la enfermedad podría complicarse en los niños:
En los varones puede provocar una inflamación de los testículos, que cursa con dolor, sensibilidad, náuseas, vómitos y fiebre. Esta inflamación es más común después de la pubertad, y solo de forma excepcional podría producir esterilidad.
Inflamación en las articulaciones y en otros órganos como el páncreas, los riñones, la glándula tiroides o incluso las mamas.
Las paperas también pueden producir daños en el sistema nervioso central, como meningitis, problemas para coordinar movimientos, o sordera en uno o ambos oídos, siendo esta la complicación más frecuente en niños.
¿Cómo se trata la enfermedad?
Si el niño ha contraído paperas no hay nada que podamos hacer para que la enfermedad dure menos tiempo, ni tampoco existe un tratamiento específico. Tan solo podemos esperar a que la enfermedad siga su curso, y aplicar una serie de medidas para mejorar los síntomas:
Analgésicos recomendados por el pediatra para controlar la fiebre y aliviar el malestar general. No debe administrarse ácido acetilsalicílico o aspirina, ni tampoco antibióticos, pues no sirven para los procesos víricos.
Propiciar el correcto descanso del niño.
Aumentar la ingesta de líquidos.
En ocasiones, la aplicación de compresas frías en la zona inflamada puede ayudar a mitigar el dolor.
La inflamación de las glándulas empezará a remitir entre el cuarto y séptimo día.
Si tu hijo ha contraído paperas, no debe acudir a la guardería o al colegio hasta estar recuperado. Y si en casa hay hermanos pequeños, es recomendable que se mantenga alejado de ellos si aún no tienen la pauta completa de vacunación.
¿Cómo se pueden prevenir las paperas?
La única forma de prevenir las paperas es mediante la vacunación. La vacuna contra la parotiditis forma parte de la triple vírica, y se administra junto a la rubeola y el sarampión. También puede administrarse como parte de la vacuna tetravírica, que contiene además el componente frente a la varicela.
Según el calendario oficial, la primera dosis de la vacuna se administra a partir de los 12 meses, y la segunda dosis entre los tres y los cuatro años. Actualmente se está implantando la utilización de la vacuna tetravírica como segunda dosis.
Los adultos mayores pueden estar inmunizados de forma natural por haber pasado la enfermedad.
¿Cómo es posible que haya brotes en personas vacunadas?
Los brotes de paperas no son algo excepcional, y se vienen sucediendo cíclicamente en los últimos años, como ya vimos hace un tiempo con un brote ocurrido en Navarra.
En el caso del brote de Madrid, parece que se debe a un problema de eficacia en el componente frente a la parotiditis de la vacuna, administrada a los niños a mediados de la década de los 80 y los 90. Sin embargo, no debemos olvidar que ninguna vacuna protege al 100%, y puede haber personas que no se inmunizan totalmente.
Además, la AEP indica otros factores que pueden propiciar la aparición de brotes epidémicos:
La relajación en el cumplimiento de los plazos de los calendarios vacunales.
La pérdida de la actividad vacunal con el paso del tiempo.
Y, ocasionalmente, a las propias características de las cepas vacunales que puede hacer que contraigamos la enfermedad aún estando vacunados.
Por tanto, revisemos el calendario vacunal de nuestros hijos para asegurarnos de que todas sus vacunas están al día, y si tenemos cualquier duda con respecto a nuestro estado vacunal lo más recomendable es consultarlo con el médico.
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Vía | Kids Health, En Familia - AEP