Las piscinas y parques de bolas son un paraíso para los niños. Les encanta revolcarse en ellas y "enterrarse" bajo las pelotas de plástico, y es un plan perfecto para disfrutar de una tarde de ocio.
Pero según un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la University of North Georgia, las piscinas de bolas son un nido de gérmenes y bacterias, algunas de las cuales podrían ser peligrosas para el ser humano.
Se han identificado hasta 31 tipos de bacterias diferentes
El estudio, publicado en la revista científica profesional American Journal of Infection Control, analizó seis piscinas de bolas utilizadas en clínicas y hospitales para terapia física pediátrica, muy similares a las que podemos encontrar en parques recreativos o restaurantes.
El objetivo del estudio era determinar el tipo y número de micoorganismos que podían encontrarse en estas piscinas, y comparar si los hallazgos eran comunes en todas ellas.
Para ello, se seleccionaron aleatoriamente entre nueve y 15 bolas de cada piscina, recogidas en diferentes profundidades. Tras la obtención de las muestras mediante frotis con un hisopo, se cultivaron en laboratorio durante 24 horas y se procedió a su análisis.
Los investigadores identificaron numerosos tipos de bacterias en cada bola, incluidas las bacterias normales de la piel humana, patógenos oportunistas, bacterias entéricas (las que habitan en el intestino) e incluso organismos asociados a los animales.
En concreto, se identificó una especie de levadura (Rhodotorula mucilaginosa) y 31 especies bacterianas diferentes, algunas de ellas muy peligrosas para el ser humano, como por ejemplo:
Enterococcus faecalis, que puede provocar endocarditis, septicemia, infección del tracto urinario y meningitis.
Staphylococcus hominis, responsable de infecciones del torrente sanguíneo y sepsis.
Streptococcus oralis, responsable de endocarditis, síndrome de dificultad respiratoria en adultos y shock estreptocócico.
Acinetobacter lwofii, causante de septicemia, neumonía, meningitis e infecciones del tracto urinario y de la piel.
Los riesgos que suponen todas estas bacterias aumentan especiamente en niños con lesiones cutáneas (ya que la piel es un portal de entrada para los diferentes microorganismos) y personas inmunodeprimidas. Además, como este estudio está centrado en piscinas de bolas terapéuticas, cabe mencionar el potencial riesgo que estos patógenos pueden tener también para los niños que las usan.
Y entonces, ¿dejamos de llevar a los niños a los parques de bolas?
Nunca me han gustado este tipo de recintos, principalmente por lo agobiantes que me resultan cuando están masificados, lo fácil que es perder de vista a los niños, y porque los empujones, caídas y golpes a los más pequeñitos están casi siempre asegurados.
Sin embargo, las conclusiones de este estudio me han sorprendido, pues no esperaba que pudiera haber tanta cantidad de bacterias por pelota o bola. Soy consciente de que de que los gérmenes están por todas partes, y de los necesario y beneficioso que es para los niños sanos entrar en contacto con ellos, pues ayuda a desarrollar su sistema inmunitario.
Pero pensar que mis hijos puedan estar jugando en un entorno con restos fecales, de vómito o pis, entre otras cosas, me ha impactado un poco. Esa es la verdad.
Según el estudio, para minimizar los riesgos asociados a este tipo de gérmenes y bacterias, se deberían desarrollar protocolos de limpieza estandarizados. Pero, en general, la limpieza de este tipo de recintos no suele ser diaria, y en muchas ocasiones ni siquiera semanal, lo que lleva a los microorganismos a acumularse y reproducirse a gran velocidad.
¿Qué hacemos entonces? ¿Vetamos los juegos en los parques de bolas?
Por supuesto que no. Al menos yo no lo haré, porque se que mis peques disfrutan muchísimo de esta actividad, aparte de ser beneficiosa para su desarrollo psicomotor. Pero continuaré haciendo lo que siempre he hecho tras pasar una tarde en este tipo de recintos: lavarles las manos con agua y jabón inmediatamente después (especialmente si van a comer), bañarles al llegar al casa, y echar a lavar toda su ropa.
Y vosotros, ¿también os habéis sorprendido con la cantidad de gérmenes que pueden encontrarse en las piscinas de bolas?
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