Hace unos meses os comentamos que el colecho, o lo que es lo mismo, dormir con el bebé, es beneficioso en muchos sentidos, tanto para el bebé como para los padres, y que en consecuencia no sólo lo podíamos considerar una opción más a tener en cuenta, sino quizás la mejor opción.
Cuando hablamos de opciones estamos mencionando posibles elecciones que tomarán los padres. Sin embargo, muchos padres acaban durmiendo con sus hijos, no por elección tras barajar concienzudamente las diferentes opciones, sino como recurso final para lograr descansar un poco, tras ver que su hijo, donde mejor duerme, es al lado de sus padres. Vamos, que muchos padres explican que por ellos no lo habrían hecho nunca, pero que o lo metían en la cama o ahí no dormía nadie.
Hablamos entonces de que dormir con el bebé hace que descanse mejor y que los padres también descansen mejor. Ahora bien, muchos padres que no duermen con sus hijos y muchas parejas que aún no son padres pueden ver esto como una práctica de riesgo y es muy probable que se pregunten: ¿No es arriesgado? ¿No puede suceder que aplaste o asfixie a mi bebé si duermo con él?
¿Alguna vez has aplastado el brazo de tu pareja?
Antes de responder, vamos a ver cómo dormís ahora mismo con vuestras parejas. Imagino que los dos compartís una cama grande y que unas veces os giráis hacia un lado y otras hacia el otro. ¿Alguna vez habéis aplastado el brazo a vuestra pareja? Porque yo nunca lo he hecho, y si por un casual he notado que me estaba poniendo sobre ella, enseguida he cambiado de postura.
Mientras el sueño es profundo apenas nos movemos. Es cuando el sueño vuelve a ser superficial cuando de manera consciente cambiamos de posición porque no estamos cómodos y enseguida nos volvemos a dormir. Ni aplastamos a nuestra pareja ni nos caemos de la cama, y por este motivo, porque somos conscientes de que estamos acompañados y somos conscientes del límite de la cama, cuando dormimos con un bebé somos conscientes de que está ahí.
Qué sucede si miramos casos reales
Vale, puedo imaginar que esto del brazo de tu pareja y el no caerte de la cama puede resultar de poca confianza. Pues vamos a ver qué sucede cuando se observan padres reales durmiendo con sus hijos. En un estudio que se comenta en el libro "Bedsharing with Babies; the Facts" de Jeanine Young, grabaron cerca de 800 horas de vídeo de madres durmiendo con sus bebés. En todo ese tiempo vieron que, incluso cuando las madres dormían, parecían ser conscientes de la presencia del bebé (debe ser eso que dicen que las mujeres son capaces de dormir con un ojo abierto). Además, explicaron que ninguno de los bebés corrió peligro de ser aplastado o asfixiado, por muy cerca que estuviera del cuerpo de la madre.
Hace unos años, cuando acudí al Congreso de Lactancia Materna IHAN en Ávila, recuerdo a una ponente explicar esto mismo, tras horas y horas de grabaciones a madres compartiendo cama con sus bebés. Añadió que al dormir juntos ni la madre ni el bebé se dan casi nunca la espalda el uno al otro. De hecho, la postura más habitual de las madres era la de "C", con un brazo por debajo de la almohada y con el cuerpo en forma de "C", como protegiendo al bebé dentro.
Por otra parte, debemos tener en cuenta que los bebés no son un brazo. Podría suceder que alguien se nos pusiera encima del brazo y éste se nos quedara dormido (no sé si a alguien le ha pasado provocado por otra persona, pero yo sí me despierto a veces con un brazo dormido por la posición en que estaba durmiendo), pero un bebé no acepta pasivamente una asfixia. Cuando algo les impide respirar lloran y se resisten, luchando por sobrevivir.
Pero hay bebés que mueren con sus padres
Probablemente ahora estaréis recordando alguna de esas noticias que hablan de un bebé que muere al ser aplastado por sus padres en la cama, o de algún caso conocido en que pasó lo mismo. Es cierto, algunos bebés mueren en la cama de sus padres, pero también es cierto que algunos bebés mueren en sus cunas. Es decir, un bebé que padece una muerte súbita tanto puede padecerla en la cuna como en la cama. ¿Cómo saben los padres que le han asfixiado? No lo saben, simplemente creen que ha sucedido por su culpa, por dormir con el bebé.
Pero ojo, no todos los bebés que fallecen compartiendo cama con los padres lo hacen por causa de la muerte súbita. Hay bebés que mueren por culpa de sus padres, porque duermen con sus hijos sin tener en cuenta que hay que tener en cuenta unas precauciones para compartir cama con un bebé, siendo las más importantes las que dicen que no puedes dormir con tu hijo si bebes alcohol o consumes alguna droga, pues el estado de alerta estará lógicamente alterado, y tampoco si estás tan cansada (o cansado) como para no confiar en que puedas estar alerta a los quejidos de tu bebé.
Pero estas no son las únicas precauciones. También hay que tener cuidado con la posición del bebé al dormir (nunca boca abajo), con evitar colchas y cojines alrededor del bebé y otras recomendaciones que podéis leer aquí.
Concluyendo
El riesgo de asfixiar a un bebé es muy bajo, por no decir inexistente. Las personas tenemos, incluso durmiendo, un mínimo nivel de conciencia que nos permite dormir con nuestras parejas sin ponernos encima de ellas y dormir en una cama sin caernos de ella. Esta facultad nos permite dormir con un bebé sin llegar a ponernos encima de él.
De igual modo, los bebés lloran cuando no pueden respirar, así que si llegara a suceder la improbable situación de que un padre se pusiera encima de su bebé, éste lloraría para hacerle saber que no puede respirar. El padre reaccionaría y liberaría a su bebé, a no ser que estuviera profundamente dormido por causa de un cansancio extremo o de haber tomado sustancias que le impidieran reaccionar. Ambas situaciones (estar demasiado cansado y tomar sustancias que produzcan sueño) son motivo suficiente como para no compartir cama con un bebé, ya que estaremos poniendo su vida en peligro.
Y a malas, si nada de esto os convenciera y aún quedara un pequeño rastro de duda, siempre se puede llevar a cabo una de las soluciones que parecen más seguras: el uso de una cuna colecho. Papá y mamá duermen en su cama y comparten espacio con el bebé, que no está en la misma cama de los padres, sino en una cuna adosada a la cama.
Fotos | Thinkstock
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