Cuando llega el invierno, queremos proteger a los más pequeños de las bajas temperaturas y evitar que caigan enfermos. Pero la mayoría de las veces tendemos a sobreabrigarlos, tanto al salir a la calle como al estar dentro de casa, y eso también podría resultar peligroso.
Hay que saber que si estamos dentro de casa, la temperatura ideal es entre los 20-22 ºC, recomendando que, si tienen menos de un año, lleven una capa interior más que nosotros. A la hora de dormir, podemos elegir un pijama de algodón y un saco de dormir para asegurarnos que duermen a gusto pero evitamos el riesgo de sobrecalentamiento.
Para evitar cualquier posible riesgo a la hora de querer mantener al bebé calentito, hay seis cosas que nunca se deben hacer.
Nunca uses una bolsa de agua caliente
Una bolsa de agua caliente puede parecer una solución económica para mantener caliente a un bebé, pero implica riesgos importantes. Existe la posibilidad de que la bolsa alcance una temperatura demasiado alta, o se abra por accidente, lo que puede causar quemaduras graves.
La piel de los bebés es mucho más sensible que la de los adultos, y se daña más rápidamente incluso a temperaturas más bajas. Por esta razón, nunca se deben usar bolsas de agua caliente, ni siquiera con una funda, en bebés menores de 12 meses.
Tampoco son recomendables las bolsas de semilla, por el mismo motivo. Dado que pueden seguir generando calor incluso después de ser retiradas, aumentando el riesgo de quemaduras.
No utilices protectores de cuna
Podemos caer en la tentación de colocarlos para proteger al bebé de corrientes de aire, para que permanezca en un espacio más recogido.
Pero aunque puedan parecer inofensivos, no se recomienda utilizar protectores de cuna, pues están relacionados con un aumento de riesgo de asfixia. Si el bebé al moverse llega hasta ellos y pega su carita, puede tener dificultad para respirar.
No utilices mantas eléctricas
Por el mismo motivo que las bolsas de agua caliente, las mantas eléctricas no son adecuadas para bebés menores de 12 meses debido a que su piel es extremadamente sensible al calor. Incluso temperaturas que serían seguras para un adulto podrían causar quemaduras en un bebé.
Además, al ser un dispositivo eléctrico se corre el riesgo de fallos eléctricos o defectos que pueden ocasionar quemaduras o incluso incendios.
No dejar estufas o calentadores encendidos durante la noche
Es un riesgo innecesario si dejamos la calefacción central encendida a una temperatura de alrededor de 20 °C durante la noche. No se debe colocar la cuna junto a un radiador para evitar el sobrecalentamiento o el riesgo de quemaduras.
Si esto no es posible, se puede utilizar un calentador portátil para aumentar la temperatura de la habitación antes de acostar al bebé, pero luego debe apagarse y retirarse de la habitación.
No usar edredones ni mantas
Los bebés pueden sobrecalentarse fácilmente, así que hay que evitar los edredones y otra ropa de cama voluminosa, como colchas, mantas con peso, almohadas, posicionadores para dormir, peluches...
Además del riesgo de sobrecalentamiento, está el riesgo de asfixia. El bebé se puede mover o el edredón deslizarse y taparle la carita. En cambio, podéis utilizar un saquito con cremallera que le abrigará para dormir, siempre a partir de los 4 kg de peso, que sea homologado, y cuya abertura del cuello no sea demasiado ancha impidiendo que el bebé pueda escurrirse.
Kate Holmes, asesora de salud pública de RoSPA (la Real Sociedad para la Prevención de Accidentes) dice: "Sabemos que los meses más fríos pueden ser difíciles para las familias y entendemos que puede resultar tentador abrigar al bebé para mantenerlo caliente mientras duerme. Sin embargo, sabemos que el sobrecalentamiento aumenta las probabilidades de que se produzca el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) y las investigaciones demuestran que es mejor que los bebés estén más frescos que demasiado calientes".
Si haces colecho, con responsabilidad
Si dormís en la cama con el bebé para mantenerlo calentito, es importante saber que no hay que abrigarlo en exceso y conocer las pautas de un colecho seguro.
La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda que el bebé duerma siempre boca arriba, en la misma habitación que sus padres durante al menos los primeros seis meses de vida y nunca en la misma cama antes de los tres meses. Padres fumadores y colecho no son compatibles, así como tampoco que los adultos se encuentren en una situación de cansancio extremo, ni hayan consumido alcohol ni drogas.