Los niños son más susceptibles que los adultos al contagio de virus y bacterias, especialmente cuando van a la guardería o al colegio y comparten el mismo espacio con otros niños. Es normal que a lo largo del año aparezcan episodios de fiebre, tos, mocos, catarro, gripe e infecciones como bronquitis, otitis y demás "itis".
Los padres enseguida tiramos de botiquín o nos hacemos una visita a la farmacia a comprar medicamentos para bajar la fiebre, aliviar la tos o el dolor de garganta, pero debemos saber que no siempre hacemos bien. Los pediatras advierten que los medicamentos son utilizados excesivamente para tratar problemas menores en niños. Concretamente, dicen que casi el 70% de los fármacos usados en la infancia son para procesos banales. La pregunta es obligada: ¿sobremedicamos a los niños?
Evitar medicamentos para síntomas menores
Según ha declarado Juan Bravo, miembro del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), a La Razón, "Yo no hablaría de sobremedicar, pero sí de utilización excesiva de medicamentos para síntomas menores".
Los padres deberíamos evitar dar medicamentos ante el más mínimo síntoma. Los fármacos más utilizados en niños son los antibióticos, analgésicos (para aliviar el dolor), antipiréticos o antitérmicos (paracetamol e iburpofeno para al fiebre) y anithistamínicos (para el tratamiento de alergias), muchos de ellos de venta libre.
No hay estudios sobre el consumo de medicamentos en la población pediátrica, pero Ana Celada, portavoz de Aepap, asegura que "en los pocos realizados se aprecia un alto consumo de anticatarrales, sobre todo en la población de más corta edad. Los niños están consumiendo muchísimo ibuprofeno, paracetamol y antibióticos, lo que ha generado una resistencia de las bacterias causantes de ciertas enfermedades. En los niños más pequeños (menores de cinco años) se aprecia un mayor consumo de medicamentos (prescritos y no prescritos) que en los niños mayores".
Debemos ser muy cuidadoso cuando le administremos un medicamento a un bebé o a un niño, especialmente cuando se trata de medicamentos sin receta. Debemos leer siempre los ingredientes y las instrucciones, y darlo en las cantidades indicadas.
¿Cómo saber cuándo dar medicamentos?
Claro, una de las cuestiones más difíciles de resolver es cuándo es necesario administrar un medicamento y cuándo no. La respuesta está en acudir al pediatra quien nos prescribirá el medicamento más adecuado en cada caso. Si vamos a darlos por nuestra cuenta, es importante tomar buena nota de algunos consejos:
En caso de fiebre
Lo hablábamos hace pocos días al mencionar el uso excesivo del ibuprofeno. Hay remedios caseros para bajar la fiebre que podemos utilizar antes de dar un medicamento, además de saber que la fiebre en sí no es mala, es un mecanismo de defensa del organismo frente a una infección y los antitérmicos no siempre son necesarios.
Antibióticos: evita el mal uso
Los antibióticos no sirven para curarlo todo. Más del 90% de las infecciones que tienen los niños durante los dos o tres primeros años de vida son virales, y por tanto no precisan antibióticos, que son efectivos para tratar únicamente infecciones producidas por bacterias.
No son efectivos contra resfriados y gripe ni dolor de garganta o tos, gripe o resfriados, y mucho menos sirven para prevenir. Sólo curan aquellas enfermedades producidas por infecciones de origen bacteriano, como la amigdalitis o la faringitis bacterianas, y siempre prescritos por el médico. Úsalos bien.
Catarros o resfriados: no se curan con medicinas
El catarro o resfriado dura entre tres y diez días y cursa con estornudos, secreción nasal, dolor de cabeza, goteo y congestión nasal, ojos llorosos, picor, dolor de garganta, tos y cansancio generalizado.
No hay ningún tratamiento que cure o acorte la duración del catarro o resfriado común, se curan solos gracias a su evolución espontánea. Por lo tanto, al no curarse con medicinas, lo que debemos hacer es aliviar los síntomas que produce.
Es especialmente importante recordar la recomendación en niños pequeños. Los niños menores de 2 años no pueden tomar medicamentos para el resfriado pues pueden tener efectos secundarios graves o muy graves.
¿Y la tos?
Los jarabes que damos a los niños para la tos (antitusivos) solo alivian sus síntomas, pero ni les cura ni hacen que dure menos. Incluso de algunos jarabes fitoterapéuticos y homeopáticos no hay evidencia de que sean inocuos o seguros.
Cuando hay tos, lo más recomendable es acudir a un remedio de toda la vida. No sólo lo dicen las abuelas, también un estudio científico: la miel con leche es tan buen remedio para la tos como los jarabes antitusivos.
Vía | La Razón
Fotos | iStockphoto
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