En diciembre del 2014 entró en vigor una nueva normativa europea de etiquetado de alimentos que incluyó una serie de cambios destinados a hacer más comprensible para el consumidor final el etiquetado de los productos. Y aunque estos cambios supusieron un antes y un después para el colectivo alérgico, aún queda mucho camino por recorrer.
Hace unos días, un niño de nueve años alérgico a las proteínas de la leche sufrió un shock anafiláctico por comer en un restaurante un postre con leche, a pesar de que la carta indicaba la ausencia de este alérgeno. Y yo me pregunto, ¿qué más hace falta para que los profesionales de la hostelería tomen conciencia de este problema?
Errores que pueden costar la vida
Según informa el diario El Norte de Castilla, los hechos sucedieron en un restaurante de Santiago de Compotela (Galicia), donde un niño sufrió una fuerte reacción alérgica a causa de un incorrecto etiquetado en la carta de postres.
Antes de pedir el postre al camarero, los padres quisieron asegurarse de que realmente estaba elaborado sin este alérgeno y ante su pregunta al camarero, y según indica la fuente consultada, éste increpó a la madre del pequeño "si no sabía leer".
Tras probar el postre, el niño comenzó a sentirse mal, con picores e hinchazón que no lograron mitigar la medicación de rescate que tuvieron que suministrarle sus padres, por lo que acabaron llevándole a urgencias para ponerle corticiodes y adrenalina ante las dificultades respiratorias que comenzaba a presentar.
Los padres han decidido denunciar al restaurante a través de la Asociación castellano-manchega de Consumidores y Usuarios Consumuss. Porque esta vez quedó en un terrible susto, pero este grave error podría haber costado la vida del pequeño.
La ley de etiquetado obliga a incluir en los menús de los restaurantes la presencia de los 14 alérgenos declarados, que son: gluten, crustáceos, moluscos, pescado, huevos, altramuces, mostaza, cacahuetes, frutos secos, soja, sésamo, apio, leche y anhídrido sulfuroso.
Pero, según declaraciones de la directora de Consumuss a El Norte de Castilla,"hay una incorrecta inclusión de los símbolos de los alérgenos en las cartas de numerosos establecimientos hosteleros, probablemente por desconocimiento de estos, por la escasa formación del personal de mesa y, lo más grave, que la Administración no controla ni inspecciona suficientemente la inclusión de esta simbología".
¿APLV, intolerancia a la lactosa o intolerancia al gluten?
Como madre de un niño con APLV se lo difícil y frustrante que es salir a comer fuera de casa. A los limitadísimos menús con los que nos encontramos, se suma el desconocimiento y la falta de formación específica por parte de los camareros y cocineros.
Y cuando tratas de explicar las diferencias y buscar posibles soluciones sientes que, no sólo no eres escuchada sino que tu información, preguntas o quejas "molestan" al camarero de turno. Y tu frutración y tristeza son tan grandes que sólo sientes ganas de llorar.
Llorar por no poder comer tranquilos y seguros en un restaurante, como hacen todas las familias. Llorar porque no puedes ofrecer ninguna alternativa a tu hijo pequeño que no sea un filete a la plancha, y llorar porque a pesar de haber elegido, según la carta, un plato libre de alérgenos, tu hijo desarrolla una reacción alérgica después de ingerirlo.
El hecho de que se modificara la ley de declaración alérgenos fue sin duda un gran paso, pero si no hay un apoyo detrás por parte de la sociedad, especialmente del sector hostelero, es probable que tengamos que seguir lamentando casos como el de este pequeño.
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