¿A qué edad puede un niño tomar decisiones relevantes en cuanto a su vida? ¿Y si la enfermedad que sufre es tan importante que tiene que madurar y crecer a marchas forzadas? Porque en esta historia lo más fácil es ponernos en la piel de sus padres pero, ¿podemos ponernos en la piel del niño?
Se llama David, tiene 12 años, y ha decidido no someterse a un tratamiento de quimioterapia que podría aumentar significativamente las probabilidades de sobrevivir del cáncer cerebral que padece. Y según leemos en El País, el tribunal le da la razón.
Ya ha sido operado de su tumor cerebral
Desde que le detectaron un tumor cerebral, el plan consistía en intervenir para extirpar, hacer radioterapia y acabar con quimioterapia, con la intención de que las tres fases del tratamiento tuvieran un éxito cercano al 75-80%. David ya ha sido intervenido y también se ha sometido a la radioterapia, pero es ahora, cuando viene la última fase, cuando ha decidido que no quiere pasar por ello y que optará por otras soluciones.
Esta tercera fase tiene como objetivo evitar el crecimiento de nuevas células tumorales, si es que hay alguna. Pero él tiene miedo de los efectos secundarios que pueda llegar a sufrir, y prefiere hacer uso de la medicina alternativa.
¿Está capacitado para tomar decisiones?
Una decisión personal médica puede revocarse si la persona que la toma no está en disposición de escoger qué es lo mejor para sí mismo, así que se solicitó la ayuda de un psiquiatra para que determinara si David es capaz de decidir razonadamente. Según el informe, el muchacho entiende perfectamente su situación, los posibles riesgos y beneficios, y ante esta situación el juez ha optado por respetar sus deseos y sus derechos.
Al parecer, los padres están divorciados y llevan tiempo discutiendo sobre este tema. El padre es partidario de seguir con los tratamientos que le ofrecen desde el hospital, pero la madre prefiere dejarlo y empezar a buscar alternativas fuera de la medicina tradicional. Ante esta situación, y viendo que el niño ha decidido esto último, el padre decidió llevar el caso a los tribunales para que el tratamiento no fuera opcional.
Su edad le permite decidir
El psiquiatra que le visitó concluyó que David tiene muchas ganas de vivir, a pesar de que piensa en la posibilidad de que pueda llegar a morir. Sin embargo, no quiere aceptar las consecuencias que la quimioterapia puede provocar en su calidad de vida.
Por su parte, el juez concluye que, aunque entiende las razones del padre, el chico tiene ya 12 años y tiene la última palabra. Y es que en las leyes existe una excepción que dice que los menores de entre 12 y 15 años tienen la facultad de tomar decisiones sobre su futuro médico.
¿Y cuál es el riesgo de no someterse al tratamiento? Pues si con la quimioterapia se calculan que las probabilidades de sobrevivir son de entre un 75% y un 80%, sin ella son de un 50%. Esto, claro, según los médicos, porque es posible que tanto la madre como el niño consideren que con la medicina alternativa lograrán mejores resultados.
Con respecto a David, su edad puede considerarse suficiente como para tomar dicha decisión, y más si se tiene en cuenta que los niños enfermos tienden a madurar de manera diferente al resto. ¿O quizás las leyes deberían modificarse subiendo un poco la edad a partir de la cual se considera a un niño capaz de decidir sobre su vida?
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