Si algo cae bajo la vigilancia de los ojos de Argos es que está muy seguro y controlado, ya que este gigante mitológico cuenta con cien ojos que se turnan a la hora de descansar, para estar siempre atentos. O al menos así debería ser. Pero muchas experiencias y el saber popular ponen en duda que cuantos más ojos hay, más vigilados están los niños.
Pero, ¿no estaba contigo? No, con él. ¿Conmigo?, ¡no, con ella! Pero si la última vez que lo vi estaba contigo... Y así se pasa la responsabilidad de uno a otro, porque nos confiamos, bajamos la guardia, y el niño anda a sus anchas por casa (o peor, por el restaurante, el parque...).
No debería ser así, está claro, porque un segundo de distracción puede ser fatal cuando hablamos de de pequeños exploradores que no conocen el miedo y quedan expuestos a múltiples riesgos. Y seguro que habéis escuchado historias fatales en este sentido.
Los accidentes causan muchas muertes infantiles al año, y muchos de ellos son fruto de descuidos, de distracciones, que a todos nos puede pasar, sí, aunque en ocasiones nos resulten incomprensibles y rayan o caen claramente en lo imprudente.
Pero suele ser juntarse un buen grupo de amigos o familia, y tarde o temprano bajamos la guardia, nos sentimos seguros, arropados, confiados en que si no lo veo yo, lo ve otro (que es con quien estaba antes), o confiados en que el niño sigue viendo esa película, o dibujando tranquilamente... Hasta que preguntamos o miramos atentamente alrededor y nos percatamos de que los pequeños no están donde pensábamos.
Por suerte, las situaciones de riesgo no suelen darse, pues creo que la distracción también es inversamente proporcional al grado de conocimiento y seguridad que nos ofrece el entorno. Seguramente es en casa donde más despistes se producen y no en la playa o en un lugar desconocido, por muy grande que sea el grupo que se junta y muchos sean los ojos que vigilan. O eso quiero pesar.
Y después de algún susto (que esperemos que se quede en eso), seguro que los cien ojos de Argos vuelven a desperezarse y a no despegarse de los pequeños. Por si la próxima vez va a más, que a nadie le gusta que se hable de imprudencias, y en estos casos los únicos imprudentes seríamos los mayores, claro.
Foto | jacilluch en Flickr-CC En Bebés y más | Evitar accidentes en niños mayores de dos años, Prevenir las muertes por accidente, Consejos de seguridad para casas con niños, Peligros de envenenamiento en el hogar: los medicamentos