La decisión de tener un hijo es la más importante que vamos a tomar en nuestra vida. Y aunque la hagamos muy conscientemente, me gustaría animaros ha haceros dos preguntas realmente complicadas. Ser padres implica renuncias y compromisos que quizá no os habéis planteado tan seriamente como os propongo con estas dos preguntas que deberíais haceros antes de ser padres. Hacedlo. Y os aseguro que llegaréis al momento de ser padre o madre con una seguridad enorme.
¿Estaís preparados a renunciar a muchas cosas?
Esta decisión de ser padres va a cambiar completamente nuestra forma de ver el mundo y nos hará reconsiderar todas nuestras prioridades. Ya no importa más que nada lo que amamos o lo que creemos, sino que va a existir un ser humano que será, a partir de ahora, mucho más importante que nosotros mismos y cuyo bienestar va a estar siempre antes que el nuestro. Y eso hará que tengáis que renunciar a otras cosas. ¿Estáis dispuestos?
Muchas de las cosas que nos gustan van a quedar aparcadas o, desde luego, vamos a poder dedicarles mucho menos tiempo. No me refiero solo a que habrá que renunciar a caprichos como gastar en unas botas, un fin de semana en un hotelito o una crema o un libro caros porque los recursos los usaremos en el niño. También tendremos que dejar de salir por la noche, de beber demasiado alcohol en ocasiones espaciales, de permitirnos pasar una noche en blanco por estar con los amigos. No siempre, pero la realidad es que hay muchas renuncias que os esperan.
Posiblemente las partidas de cartas, el futbol del domingo, las salidas, los maratones de series o el leer horas y horas un libro fascinante son cosas para las que ya no podremos tener tiempo, o desde luego no tanto tiempo como antes. Si pretendéis, sin decirlo, seguir haciendo eso y que sea vuestra pareja o los abuelos los que lleven el peso de la permanencia al lado de vuestro hijo es mejor que seáis sinceros con vosotros mismos y con los demás. Si quieres ser padre o madre pero que otro cuide a tu hijo para tu hacer la vida de antes algo va a fallar. Algo va a fallar, os lo aseguro.
Criar un hijo exige mucho tiempo, muchas noches sin dormir, muchas preocupaciones, mucho trabajo y mucha atención. Si no estás al cien por cien estás fallando al niño y a los que te rodean. Tu hijo sentirá desde el primer momento la calidad de tu compromiso con él. No basta que sea lo que más amas en el mundo y que se lo digas, que es indispensable pero no suficiente, todo esto tendrás que demostrarlo. Si le fallas, él lo sabrá.
Si alguien os dice que nada de eso cambiará os miente o dedica muy poco tiempo a estar con sus hijos. Porque a algunas actividades podremos ir con los niños pero no a todas y tendremos también que valorar si a nuestro hijo eso que a nosotros nos parece tan entretenido le interesa. Prepárate para ver dibujos animados, leer cuentos, jugar a las construcciones o ir a pasear por el campo tranquilamente y cargado de todo lo que el niño necesita para su confort.
Se pondrá malito, porque todos los niños se ponen malitos. Y os aseguro que si vuestro hijo tiene fiebre o vomita, cosa que los primeros años pasa bastante, hay que anular los planes, asi sea la boda de vuestro mejor amigo o una comilona campestre con todos vuestros primos. El niño está primero y dejarlo con otras personas no siempre es posible ni es bueno para el niño, que os necesita a su lado. No siempre habrá que renunciar a todo, pero la felicidad de vuestro hijo será lo más importante ahora. Vas a renunciar a muchas cosas por tu hijo.
¿Estáis preparados para el compromiso?
Vuestro hijo será la persona que más os importe. Para su bienestar os esforzaréis, lucharéis, trabajaréis más que nunca para poder darle el mayor bienestar en todos los sentidos, tanto emocional como económico. El dinero que sobre de la vida diaria lo ahorraréis e invertiréis en regalos, juguetes, libros, clases, deportes, vacaciones y estudios.¿Estáis realmente preparados para ese compromiso?
A medida que pasen los años, aunque creáis que la dedicación disminuye y en cierto modo el niño sea más autónomo, sus necesidades de vosotros y sus necesidades de desarrollo personal aumentarán. Vuestro compromiso con vuestro hijo no disminuirá, porque sois los garantes de su bienestar y el instrumento del destino para que puedan llegar a la vida adulta preparados para ser personas libres, autónomas y con todas las herramientas para hacer sus sueños reales.
Vuestro compromiso debe ser auténtico y llevarlo a la práctica. ¿Cuántas horas has dedicado a tus estudios, tu pareja o tus hobbies? Ahora ese tiempo y esa energía deberás dedicarla, prioritariamente, a tu hijo. Prepárate para él. Aprende. No te dejes guiar por cualquier consejo o costumbre sobre su cuidado. No te quedes en la superficie. No delegues sin investigar bien su salud, su alimentación o su educación en otros. No permitas que ninguna institución médica o educativa decida por ti, la responsabilidad última será tuya y hay muchas cosas en las que vas a tener voz y voto.
Tienes que ser mejor persona. Todos podemos ser mejores personas. No es que eso vaya a cambiar por traer un hijo al mundo, por mucho que nos ayude el amor infinito. Todos cargamos mochilas de malos hábitos. Los niños agotan y además, la responsabilidad pesa. Vamos a vernos sometidos a presiones. Y podemos perder los nervios y repetir cosas que nuestros padres hacían con nosotros que nos dañaron de niños.
Es hora de trabajar a fondo nuestro interior para ser buenos padres, enfrentarnos con nuestros fantasmas, cambiar las actitudes, ser más tolerantes, más pacientes, más controlados. Si sentimos que perdemos el control bajo presión y gritamos o nos dan ganas de pegar a alguien hay que solucionarlo antes de que nuestro hijo lo pague. Os aseguro que se puede mejorar enormente la forma en la que nos relacionamos si nos ponemos en serio a ello.
Tu compromiso es material también. Planifica e infórmate sobre las opciones para su cuidado, lo que vayas a hacer si ambos trabajáis fuera de casa, el lugar y los profesionales que atenderán su nacimiento, la preparación y formación en lactancia y puerperio, las bases para un buen desarrollo emocional y educativo, su salud.
Y además, planifica tu economía, los cambios que vayas a hacer en casa, los horarios, quien se ocupará de las tareas del hogar. Todo lo que tengas bien organizado hará que la crianza sea más feliz para todos, y, aunque no podemos saber qué pasará mañana, siempre es bueno tener las cosas lo mejor pensadas y habladas posible.
Tendrás que dormir muy poco durante años, tendrás que respetar las necesidades de tu hijo sobre todo, tendrás que tratarlo como a ti te gusta que te traten pues de como lo trates dependerá su autoestima, su capacidad de ser feliz y sus posibilidades de tener una vida satisfactoria. No es tener un hijo, es convertiros en padres lo que os tiene que motivar, y ese trabajo es para toda la vida. Pregúntaós la razón real por la que queréis ser padres. Y entonces, decidid.
¿Os parece muy difícil renunciar a tantas cosas y comprometeros hasta este punto? Pues es en parte difícil, en parte sencillo. Pero una cosa si os digo, compensa, compensa absoluta y tenazmente. Es la experiencia más maravillosa que váis a vivir jamás. Lo que recordaréis el último día de vuestra vida, lo que os haga sentir más felices y orgullosos, lo más grandioso que os espera.
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